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Publicado en el semanario “El Fueguino”, Ushuaia, 11 de noviembre de 1988
Alfredo Bruno Bologna
Un hecho relevante, siempre por iniciativa del Reino Unido, que
modifica la situación en el Atlántico Sur, fue el anuncio del 11 de
febrero de 1988 a través de la Embajada Suiza en Buenos Aires, de la
decisión británica de realizar maniobras militares del 7 al 31 de marzo
de 1988 con sentido de “prácticas de emergencia” en la zona de las Islas
Malvinas.
No es la primera vez, que se realizan maniobras militares unilaterales o
multilaterales en América Latina. Debemos recordar aquí las maniobras
de la OTAN, realizadas en el Caribe, un mes antes de la acción argentina
de recuperación de las Islas Malvinas.
Observemos en esta parte, la reacción argentina, la posición de
terceros países, las distintas connotaciones políticas en el frente
interno inglés y los cambios que se producen en la política argentina a
partir de estos hechos.
1. Reacción Argentina
En esta ocasión y por primera vez, la República Argentina diseña dentro
del gobierno democrático, una estrategia, teniendo en cuenta dos
componentes: el diplomático y el militar.
El mismo canciller argentino, Lic. Dante Caputo, comentó que desde el
anuncio británico de las maniobras, la Argentina había iniciado no menos
de veinte acciones diplomáticas con relación a los hechos. En este
sentido recordó: convocatoria a los embajadores europeos acreditados en
Buenos Aires; Carta del Presidente de la Nación, Dr. Raúl Alfonsín a los
gobiernos miembros de la OTAN; Comunicado del Grupo de los 8 en
Cartagena, previa a la reunión de este grupo con la Comunidad Económica
Europea en Bruselas; presentación en la O.E.A. (Resolución del Consejo
Permanente); presentación del caso ante el Consejo de Seguridad y en el
Comité de Descolonización de la Organización de las Naciones Unidas).
Desde el punto de vista militar, se difunde el 4 de marzo de 1988 un
comunicado conjunto elaborado por los Ministerios de Relaciones
Exteriores y Culto y de Defensa.
El comunicado conjunto expresa, luego de consideraciones previas sobre
las resoluciones de la O.N.U. y de la O.E.A. que avalan la solución
pacífica del conflicto, que Argentina adoptará las medidas, que tendrán
vigencia mientras se lleven a cabo las acciones anunciadas por el Reino
Unido:
“Vigilancia y alerta defensiva; Se mantendrán bajo estrecha vigilancia
las actividades militares que pudieran llevarse a cabo en el Atlántico
Sur durante los anunciados ejercicios británicos con el fin de: 1. Que
la República Argentina y la comunidad internacional en general tengan
un real conocimiento de las acciones que Gran Bretaña desarrollaría en
una zona declarada por la Asamblea General de las Naciones Unidas como
zona de paz y cooperación. 2. Contribuir en todo lo
posible, mediante el ejercicio de una vigilancia preventiva, a evitar
los riesgos de incidentes que puedan ser generados por las acciones
anunciadas por Gran Bretaña. 3. En caso necesario, poner en ejecución los planes de defensa correspondientes”.
El comunicado finaliza advirtiendo a todos aquellos navíos que circulen
por la zona, podrán ser objeto de visita, inspección o apresamiento.
El Partido Justicialista, principal partido de la oposición dio a
conocer una declaración a través de su Secretaría de Relaciones
Internacionales que ejerce el Lic. Octavio Bordón (Gobernador de
Mendoza) en la cual expresa que las maniobras británicas son una
provocación, una amenaza a nuestra seguridad y ponen en evidencia su
carácter ofensivo y manifiesto. Londres no sólo se niega al diálogo sino
que realiza una provocación adicional al coincidir las fechas de las
maniobras con el aniversario del conflicto bélico de 1982.
2. Reacción de terceros países
A las acciones iniciadas por Argentina se puede agregar, el respaldo de
países de distinta orientación política que mostraron su preocupación
por las maniobras británicas. Sin poder mencionar a todos los países,
nos detendremos solamente como ejemplo en algunos de ellos.
El embajador de Brasil en Londres, Celso de Souza e Silva, solicitó el
24 de febrero de 1988, al viceministro del Foreign Office, Timothy
Eggar, que suspenda la visita prevista para comienzos de marzo en ese
país, como protesta por las maniobras británicas en las Islas Malvinas.
El vocero del Foreign Office, precisó que Timothy Eggar, deploró la
decisión brasileña que calificó como injustificada e inapropiada y
anunció que también renunciaba a viajar a Uruguay como tenía previsto.
La Embajada de la República Oriental del Uruguay en Londres, expresó
personalmente al Ministro del Foreign Office, el 13 de febrero de 1988,
la preocupación de su gobierno por la anunciada maniobra británica.
Además, un avión Hércules, que se dirigía a las Islas Malvinas debió
aterrizar por desperfectos en el aeropuerto Carrasco del Uruguay. Este
país, permitió la reparación y abastecimiento con la condición de que el
avión no tuviera como destino las Islas Malvinas sino que retornara a
la base de Ascensión, cosa que ocurrió el 10 de marzo de 1988.
No debe tampoco soslayarse la participación de los Estados Unidos en la cuestión.
Un nuevo hecho comienza a gestarse en el conflicto, a partir del
suministro de armas por parte de los Estados Unidos a la República
Argentina, que había sido suspendido a raíz de la guerra de 1982.
El Secretario de Estado para Asuntos Internacionales de los Estados
Unidos, Elliot Abrams, anuncia el 9 de mayo de 1988 en Washington que
ese país ampliará el suministro de armas a la Argentina, porque estiman
positivo el hecho para la estabilidad política del presidente Raúl
Alfonsín.
Frente al tema de provisión de armas por Estados Unidos y otros países a la Argentina, el Reino Unido reacciona.
La Primera Ministro del gobierno británico, Margaret Thatcher, tenía intenciones de
verificar que el suministro de armas a la Argentina “integre una
categoría que no resulte de peligro para la seguridad de las Islas
Malvinas” (“La Nación” 25 de abril de 1988).
De igual manera, Gran Bretaña hizo saber a China, que cualquier venta
de armas a la Argentina no era vista con buenos ojos, ya que
técnicamente ese país estaba en guerra con el Reino Unido. (“La Nación”
23/5/88).
En realidad la postura de los Estados Unidos hasta el presente, no es
muy exitosa para los fines de recuperación de las Islas Malvinas por
parte de Argentina.
Realizando una evaluación de los 16 meses a partir de los cuales
Estados Unidos, actúa como “correo” entre el Reino Unido y la República
Argentina, el periodista Oscar Cardoso concluye que nos encontramos con
la realidad ingrata de las maniobras británicas (“Clarín” 13/3/88).
El Embajador de los Estados Unidos en Argentina, Theodoro Gildred, dijo
que tal vez nos ayudaría si hubiera por parte de Argentina una
declaración de cese de hostilidades en nuestra tarea de poner a las dos
partes ante una misma mesa de negociación. (“La Nación” 5/5/88).
Pero aquí se establece el linkage (vinculación de cuestiones) entre la
venta de armamento norteamericano a la Argentina y la cuestión Malvinas
(cese de hostilidades) como pide el Reino Unido.
3. La posición del Reino Unido
Se debe apreciar la distinta percepción en la realización de las
maniobras por parte del gobierno conservador y de la oposición.
La primer ministro, Margaret Thatcher, señaló el 8 de marzo de 1988,
que las maniobras “son cosa nuestra y de nadie más y que no sólo tenemos
derecho a realizarlas sino también el deber de comprobar que el
objetivo del refuerzo puede ser efectivamente llevado a cabo. Los países
sudamericanos no tienen razón alguna para quejarse”. (“La Nación”,
3/4/88).
Por su parte el vocero de defensa del Partido Laborista Georges Foulkes
expresó: “Toda América Latina está disgustada, los estadounidenses
están furiosos… nos condenaron en la OEA y sólo porque el Ministro de
Defensa cometió un error estúpido. Si nos sentásemos en torno de una
mesa e intentásemos alcanzar un acuerdo negociado con Argentina acerca
del futuro de las Falklands (Malvinas) no sería necesario una fortaleza
Falklands y no serían necesarios estos tipos de ejercicios de refuerzos”
(“La Nación”, 5/3/88).
Como ya hemos visto el frente interno inglés presenta síntomas de
discordia en relación a la política impuesta por la administración
conservadora de la primer ministro.
4. Posición del gobierno administrativo de las Islas Malvinas.
Gordon Kenkes, gobernador de las Islas Malvinas, manifestó que los
recursos se triplicaron este año hasta 21 millones de libras (38
millones de dólares) gracias a las licencias de pesca concedidas a los
barcos extranjeros. Esto podría provocar que en un plazo de 10 años, la
independencia se convirtiera en una perspectiva atractiva. (Diario
“Clarín”, 20/3/88).
El gobernador de las Islas Malvinas esboza una nueva teoría para que
una colonia logre la independencia. La misma determina que para dejar de
ser colonia es suficiente tener recursos económicos propios. Este hecho
es inédito en el campo de las relaciones internacionales.
Las maniobras. A pesar de la ofensiva diplomática
argentina, la reacción desfavorable que se produce en los foros
internacionales en contra de las mismas, las maniobras militares (Fire
Focus) foco de fuego, se realizaron en la forma prevista por el Reino
Unido.
Fueron calificadas como un éxito resonante por los jefes militares que dirigieron los ejercicios.
El puente aéreo de dos días entre las bases británicas y las islas
(12.800 kilómetros) condujo a unos 1.000 soldados, cuatro aviones
Phantom, aviones Nimrod de vigilancia y Hércules de transporte, que se
agregaron a los 1.800 soldados estacionados permanentemente en las
islas. (“La Nación”, 20/3/88 pág. 11).
El general Neil Carlier, quien comanda el ejercicio militar, dijo que
el puente aéreo mostró que Gran Bretaña podía responder eficaz y
rápidamente a cualquier amenaza contra su colonia (“Clarín”, 20/3/88).
Si bien el gobierno argentino no pudo a pesar de los esfuerzos
realizados, detener las maniobras británicas, las mismas trajeron un
cambio en el discurso del canciller argentino, licenciado Dante Caputo.
De la primera etapa que había observado que el objetivo era
desmalvinizar la política exterior argentina, que las cuestiones
territoriales eran desplazadas por las prioridades de los temas, una
democracia estable y una economía pujante, se vislumbra en 1988 un
énfasis especial en la cuestión Malvinas.
Esta postura está avalada por el Presidente de la Nación, Dr. Raúl
Alfonsín, cuando critica la acción de ciertos grupos, en especial, el
Consejo de Estudios del Atlántico Sur, cuyo presidente es el señor
Arnaldo Musich. El Presidente expresa:
“…este mismo señor escribió otros artículos vinculados a las Malvinas,
cuando Argentina jugaba su prestigio en los diversos foros
internacionales para defender sus derechos soberanos. No sé tampoco si
los artículos de entonces sirvieron al gobierno de la Gran Bretaña, pero
de lo que si estoy seguro es que no sirvieron a los intereses
argentinos en el Atlántico Sur” (“La Nación”, 24/6/88).
El día 15 de junio de 1988 se realizó un acto en el Palacio San Martín
con motivo del Día de Afirmación de nuestros derechos sobre las Malvinas
que se conmemora anualmente el 10 de junio y es feriado nacional, en
recordación del Decreto de esa fecha de 1829 por el cual se nombraba
comandante político y militar de las Islas a Luís Vernet.
En esa oportunidad, habló el canciller argentino, licenciado Dante
Caputo y se puede apreciar en su disertación dos aspectos: una
reivindicación de aquellos que combatieron el 2 de abril de 1982 y una
crítica a ciertos sectores que cuestionan la actual Política Exterior
Argentina.
El canciller rindió homenaje a “aquellos que combatieron y dieron sus
vidas, más allá de las razones políticas de quienes pelearon” y criticó
“las versiones reeditadas del cipayismo criollo, según las cuales los
argentinos somos ambiciosos y orgullosos. Nuestra ambición y nuestro
orgullo no es irracional y que con ellos vamos a conquistar
independencia e inserción internacional. Sostuvo que no hay entrega
contra el desarrollo. La entrega es más subdesarrollo, y además, sin
dignidad. Caputo expuso que el nacionalismo no es una bandera de los
autoritarismos ni de los fascismos. Es y debe ser una bandera de la
democracia. Desde un nacionalismo recreado como empresa nacional no se
abandonarán las Malvinas. “En este redescubrimiento democrático del
sentimiento nacional es que vamos a luchar efectivamente por nuestra
reivindicación soberana sobre las Islas Malvinas. No se puede ser
nacional en las Islas Malvinas y entreguista en el resto de la política
exterior. Se es nacional en todo”. (“La Nación”, 16/6/88).
Observamos un cambio en el discurso del canciller argentino y también
un cambio de actitud. Esta postura no se parece en nada a los primeros
pasos dados por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.
Debemos recordar la disertación del canciller argentino, en la Cámara
Argentina de Anunciantes de Buenos Aires, el 2 de agosto de 1984 cuando
explicitaba las prioridades de la Política Exterior Argentina y
mencionaba en este orden: Estados Unidos, América Latina, Europa y los
países en desarrollo “mal llamados del Tercer Mundo”.
Recientemente el canciller Dante Caputo en una entrevista por Radio
Splendid de Buenos Aires, ratificó que Argentina pertenece al Tercer
Mundo y criticó a quienes sueñan con un país que viva como lo hacen
quienes viven en algunas manzanas de esta ciudad. Precisó que estas son
manzanas muy lindas, por cierto, pero no tienen que ver con la forma de
vida del 80 por ciento de los argentinos. (“Página 12”, 14/6/88).
Una nueva polémica se desata en el país a partir de las declaraciones
del candidato a presidente por el partido gobernante, Unión Cívica
Radical. El doctor Eduardo Angeloz comenzó su campaña electoral en Rio
Grande, Tierra del Fuego. Al ser consultado sobre la conveniencia de que
el país esté incluido entre los del llamado del Tercer Mundo, Angeloz
aseveró “Tenemos la necesidad por el potencial que tiene la República
Argentina y por su riqueza de procurar no estar entre los países en
decadencia, sino entre aquellos que más progresan” (“La Nación”, 15/5/88
pág. 12).
Esta manifestación del candidato a presidente produjo distintas
reacciones en el país y en el extranjero. Diplomáticos de los países No
Alineados, se inquietaron por las mismas (“La Nación”, 24/5/88).
El canciller manifestó, en la entrevista citada, que esta vocación
primermundista que algunos parecen tener es la que, en la historia práctica
de la Argentina, ha hecho que nuestro país pertenezca al Tercer Mundo.
Agregó que con esta prédica, lo único que consiguen es insertarnos más
en el Tercer Mundo.
Existe otra explicación de este cambio en la Política Exterior
Argentina, avalada por la presentación de la candidatura del canciller
argentino, como Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas
para el período 1988-89, en el enfrentamiento dentro del Grupo
Latinoamericano y del Caribe, con la representante de Barbados para el
mismo cargo, Dame Nita Barrow.
Los datos que avalan esta segunda hipótesis, se pueden detectar a
través de la ofensiva diplomática argentina en los países de África y
Asia;
a) Visitan Argentina a partir del 15 de febrero de 1988 los
embajadores de Uganda, Kuwait, Malasia, Samoa, países que no tienen su
sede en Buenos Aires, sino que están acreditados en las
Naciones Unidas;
b) El canciller argentino Dante Caputo, realiza por
primera vez una gira por países africanos, entre el 8 y 21 de marzo de
1988, visitando, Costa de Marfil, Ghana, Zambia, Angola, Nigeria y
Gabon,;
c) El 25 de mayo de 1988, el canciller Dante Caputo habla en
Addis Abeba (Etiopía), sede de la Organización de Unidad Africana, en
representación del “Grupo de los 8” de América Latina, expresando que la
lucha de los países de África es también la de América Latina, para
fortalecer la Independencia y alcanzar el bienestar de los pueblos;
d)
En los primeros días de junio de 1988, el subsecretario de Política
Exterior, Jorge Mauhourat, realiza una gira por cinco países asiáticos
(Singapur, Malasia, Indonesia, Tailandia y Filipinas) con la finalidad
de considerar la candidatura del canciller argentino como presidente de
la Asamblea General de las Naciones Unidas;
e) El “Grupo de los 8” del
cual forma parte Argentina, también amplía su agenda. En el Documento
final de su última reunión realizada en Oaxaca (México) el 27 de junio
de 1988 se expresa que el diálogo político debe ampliarse este año a la
ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste de Asia) a los países
escandinavos y a Organización de Unidad Africana.
Los datos hasta aquí apuntados ponen de manifiesto un cambio de
estrategia con relación a Malvinas, ubicado dentro del aspecto global de
la Política Exterior Argentina.
Recordamos la manifestación del canciller argentino del 4 de junio de
1986: “Un tema sobre el que hemos trabajado con mucho cuidado a fin de
llevar adelante una legítima aspiración de nuestro pueblo por una vía
racional y no contradictoria con la inserción de Argentina en el mundo
occidental, es la disputa de las Islas Malvinas”.
Las últimas manifestaciones del canciller argentino, están priorizando
una mayor relación con los países del Sur, esquema dentro del cual se
inserta el litigio de Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. Por
mucho tiempo en nuestra historia, la cuestión Malvinas, estuvo
marginada de la Política Exterior Argentina. Creo que llegó el momento,
de que este conflicto, esté enmarcado claramente dentro del modelo de
Política Exterior Argentina que pretendemos para nuestro país. La
cuestión Malvinas tiene distintas connotaciones políticas, jurídicas y
económicas que se deben armonizar con el diseño de Política Exterior.
http://www.cerir.com.ar/libro.php?id=0000306
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