lunes, 30 de marzo de 2015

LAS MANIOBRAS MILITARES BRITÁNICAS Y LOS CAMBIOS EN LA POLÍTICA EXTERIOR ARGENTINA. 1988

Las maniobras militares británicas y los cambios en la Política Exterior Argentina

Publicado en el semanario “El Fueguino”, Ushuaia, 11 de noviembre de 1988

  Alfredo Bruno Bologna


Un hecho relevante, siempre por iniciativa del Reino Unido, que modifica la situación en el Atlántico Sur, fue el anuncio del 11 de febrero de 1988 a través de la Embajada Suiza en Buenos Aires, de la decisión británica de realizar maniobras militares del 7 al 31 de marzo de 1988 con sentido de “prácticas de emergencia” en la zona de las Islas Malvinas.

No es la primera vez, que se realizan maniobras militares unilaterales o multilaterales en América Latina. Debemos recordar aquí las maniobras de la OTAN, realizadas en el Caribe, un mes antes de la acción argentina de recuperación de las Islas Malvinas.
Observemos en esta parte, la reacción argentina, la posición de terceros países, las distintas connotaciones políticas en el frente interno inglés y los cambios que se producen en la política argentina a partir de estos hechos.

1. Reacción Argentina
En esta ocasión y por primera vez, la República Argentina diseña dentro del gobierno democrático, una estrategia, teniendo en cuenta dos componentes: el diplomático y el militar.
El mismo canciller argentino, Lic. Dante Caputo, comentó que desde el anuncio británico de las maniobras, la Argentina había iniciado no menos de veinte acciones diplomáticas con relación a los hechos. En este sentido recordó: convocatoria a los embajadores europeos acreditados en Buenos Aires; Carta del Presidente de la Nación, Dr. Raúl Alfonsín a los gobiernos miembros de la OTAN; Comunicado del Grupo de los 8 en Cartagena, previa a la reunión de este grupo con la Comunidad Económica Europea en Bruselas; presentación en la O.E.A. (Resolución del Consejo Permanente); presentación del caso ante el Consejo de Seguridad y en el Comité de Descolonización de la Organización de las Naciones Unidas).
Desde el punto de vista militar, se difunde el 4 de marzo de 1988 un comunicado conjunto elaborado por los Ministerios de Relaciones Exteriores y Culto y de Defensa.

El comunicado conjunto expresa, luego de consideraciones previas sobre las resoluciones de la O.N.U. y de la O.E.A. que avalan la solución pacífica del conflicto, que Argentina adoptará las medidas, que tendrán vigencia mientras se lleven a cabo las acciones anunciadas por el Reino Unido:
“Vigilancia y alerta defensiva; Se mantendrán bajo estrecha vigilancia las actividades militares que pudieran llevarse a cabo en el Atlántico Sur durante los anunciados ejercicios británicos con el fin de: 1. Que la República Argentina y la comunidad internacional en general tengan un real conocimiento de las acciones que Gran Bretaña desarrollaría en una zona declarada por la Asamblea General de las Naciones Unidas como zona de paz y cooperación. 2. Contribuir en todo lo posible, mediante el ejercicio de una vigilancia preventiva, a evitar los riesgos de incidentes que puedan ser generados por las acciones anunciadas por Gran Bretaña. 3. En caso necesario, poner en ejecución los planes de defensa correspondientes”.

El comunicado finaliza advirtiendo a todos aquellos navíos que circulen por la zona, podrán ser objeto de visita, inspección o apresamiento.
El Partido Justicialista, principal partido de la oposición dio a conocer una declaración a través de su Secretaría de Relaciones Internacionales que ejerce el Lic. Octavio Bordón (Gobernador de Mendoza) en la cual expresa que las maniobras británicas son una provocación, una amenaza a nuestra seguridad y ponen en evidencia su carácter ofensivo y manifiesto. Londres no sólo se niega al diálogo sino que realiza una provocación adicional al coincidir las fechas de las maniobras con el aniversario del conflicto bélico de 1982.

2. Reacción de terceros países
A las acciones iniciadas por Argentina se puede agregar, el respaldo de países de distinta orientación política que mostraron su preocupación por las maniobras británicas. Sin poder mencionar a todos los países, nos detendremos solamente como ejemplo en algunos de ellos.
El embajador de Brasil en Londres, Celso de Souza e Silva, solicitó el 24 de febrero de 1988, al viceministro del Foreign Office, Timothy Eggar, que suspenda la visita prevista para comienzos de marzo en ese país, como protesta por las maniobras británicas en las Islas Malvinas.

El vocero del Foreign Office, precisó que Timothy Eggar, deploró la decisión brasileña que calificó como injustificada e inapropiada y anunció que también renunciaba a viajar a Uruguay como tenía previsto.
La Embajada de la República Oriental del Uruguay en Londres, expresó personalmente al Ministro del Foreign Office, el 13 de febrero de 1988, la preocupación de su gobierno por la anunciada maniobra británica.

Además, un avión Hércules, que se dirigía a las Islas Malvinas debió aterrizar por desperfectos en el aeropuerto Carrasco del Uruguay. Este país, permitió la reparación y abastecimiento con la condición de que el avión no tuviera como destino las Islas Malvinas sino que retornara a la base de Ascensión, cosa que ocurrió el 10 de marzo de 1988.
No debe tampoco soslayarse la participación de los Estados Unidos en la cuestión.
Un nuevo hecho comienza a gestarse en el conflicto, a partir del suministro de armas por parte de los Estados Unidos a la República Argentina, que había sido suspendido a raíz de la guerra de 1982.

El Secretario de Estado para Asuntos Internacionales de los Estados Unidos, Elliot Abrams, anuncia el 9 de mayo de 1988 en Washington que ese país ampliará el suministro de armas a la Argentina, porque estiman positivo el hecho para la estabilidad política del presidente Raúl Alfonsín.
Frente al tema de provisión de armas por Estados Unidos y otros países a la Argentina, el Reino Unido reacciona.
La Primera Ministro del gobierno británico, Margaret Thatcher, tenía intenciones de verificar que el suministro de armas a la Argentina “integre una categoría que no resulte de peligro para la seguridad de las Islas Malvinas” (“La Nación” 25 de abril de 1988).

De igual manera, Gran Bretaña hizo saber a China, que cualquier venta de armas a la Argentina no era vista con buenos ojos, ya que técnicamente ese país estaba en guerra con el Reino Unido. (“La Nación” 23/5/88).
En realidad la postura de los Estados Unidos hasta el presente, no es muy exitosa para los fines de recuperación de las Islas Malvinas por parte de Argentina.
Realizando una evaluación de los 16 meses a partir de los cuales Estados Unidos, actúa como “correo” entre el Reino Unido y la República Argentina, el periodista Oscar Cardoso concluye que nos encontramos con la realidad ingrata de las maniobras británicas (“Clarín” 13/3/88).
El Embajador de los Estados Unidos en Argentina, Theodoro Gildred, dijo que tal vez nos ayudaría si hubiera por parte de Argentina una declaración de cese de hostilidades en nuestra tarea de poner a las dos partes ante una misma mesa de negociación. (“La Nación” 5/5/88).
Pero aquí se establece el linkage (vinculación de cuestiones) entre la venta de armamento norteamericano a la Argentina y la cuestión Malvinas (cese de hostilidades) como pide el Reino Unido.

3. La posición del Reino Unido
Se debe apreciar la distinta percepción en la realización de las maniobras por parte del gobierno conservador y de la oposición.
La primer ministro, Margaret Thatcher, señaló el 8 de marzo de 1988, que las maniobras “son cosa nuestra y de nadie más y que no sólo tenemos derecho a realizarlas sino también el deber de comprobar que el objetivo del refuerzo puede ser efectivamente llevado a cabo. Los países sudamericanos no tienen razón alguna para quejarse”. (“La Nación”, 3/4/88).

Por su parte el vocero de defensa del Partido Laborista Georges Foulkes expresó: “Toda América Latina está disgustada, los estadounidenses están furiosos… nos condenaron en la OEA y sólo porque el Ministro de Defensa cometió un error estúpido. Si nos sentásemos en torno de una mesa e intentásemos alcanzar un acuerdo negociado con Argentina acerca del futuro de las Falklands (Malvinas) no sería necesario una fortaleza Falklands y no serían necesarios estos tipos de ejercicios de refuerzos” (“La Nación”, 5/3/88).
Como ya hemos visto el frente interno inglés presenta síntomas de discordia en relación a la política impuesta por la administración conservadora de la primer ministro.

4. Posición del gobierno administrativo de las Islas Malvinas.
Gordon Kenkes, gobernador de las Islas Malvinas, manifestó que los recursos se triplicaron este año hasta 21 millones de libras (38 millones de dólares) gracias a las licencias de pesca concedidas a los barcos extranjeros. Esto podría provocar que en un plazo de 10 años, la independencia se convirtiera en una perspectiva atractiva. (Diario “Clarín”, 20/3/88).
El gobernador de las Islas Malvinas esboza una nueva teoría para que una colonia logre la independencia. La misma determina que para dejar de ser colonia es suficiente tener recursos económicos propios. Este hecho es inédito en el campo de las relaciones internacionales.

Las maniobras. A pesar de la ofensiva diplomática argentina, la reacción desfavorable que se produce en los foros internacionales en contra de las mismas, las maniobras militares (Fire Focus) foco de fuego, se realizaron en la forma prevista por el Reino Unido.
Fueron calificadas como un éxito resonante por los jefes militares que dirigieron los ejercicios.
El puente aéreo de dos días entre las bases británicas y las islas (12.800 kilómetros) condujo a unos 1.000 soldados, cuatro aviones Phantom, aviones Nimrod de vigilancia y Hércules de transporte, que se agregaron a los 1.800 soldados estacionados permanentemente en las islas. (“La Nación”, 20/3/88 pág. 11).
El general Neil Carlier, quien comanda el ejercicio militar, dijo que el puente aéreo mostró que Gran Bretaña podía responder eficaz y rápidamente a cualquier amenaza contra su colonia (“Clarín”, 20/3/88).
Si bien el gobierno argentino no pudo a pesar de los esfuerzos realizados, detener las maniobras británicas, las mismas trajeron un cambio en el discurso del canciller argentino, licenciado Dante Caputo.

De la primera etapa que había observado que el objetivo era desmalvinizar la política exterior argentina, que las cuestiones territoriales eran desplazadas por las prioridades de los temas, una democracia estable y una economía pujante, se vislumbra en 1988 un énfasis especial en la cuestión Malvinas.
Esta postura está avalada por el Presidente de la Nación, Dr. Raúl Alfonsín, cuando critica la acción de ciertos grupos, en especial, el Consejo de Estudios del Atlántico Sur, cuyo presidente es el señor Arnaldo Musich. El Presidente expresa:
“…este mismo señor escribió otros artículos vinculados a las Malvinas, cuando Argentina jugaba su prestigio en los diversos foros internacionales para defender sus derechos soberanos. No sé tampoco si los artículos de entonces sirvieron al gobierno de la Gran Bretaña, pero de lo que si estoy seguro es que no sirvieron a los intereses argentinos en el Atlántico Sur” (“La Nación”, 24/6/88).

El día 15 de junio de 1988 se realizó un acto en el Palacio San Martín con motivo del Día de Afirmación de nuestros derechos sobre las Malvinas que se conmemora anualmente el 10 de junio y es feriado nacional, en recordación del Decreto de esa fecha de 1829 por el cual se nombraba comandante político y militar de las Islas a Luís Vernet.

En esa oportunidad, habló el canciller argentino, licenciado Dante Caputo y se puede apreciar en su disertación dos aspectos: una reivindicación de aquellos que combatieron el 2 de abril de 1982 y una crítica a ciertos sectores que cuestionan la actual Política Exterior Argentina.
El canciller rindió homenaje a “aquellos que combatieron y dieron sus vidas, más allá de las razones políticas de quienes pelearon” y criticó “las versiones reeditadas del cipayismo criollo, según las cuales los argentinos somos ambiciosos y orgullosos. Nuestra ambición y nuestro orgullo no es irracional y que con ellos vamos a conquistar independencia e inserción internacional. Sostuvo que no hay entrega contra el desarrollo. La entrega es más subdesarrollo, y además, sin dignidad. Caputo expuso que el nacionalismo no es una bandera de los autoritarismos ni de los fascismos. Es y debe ser una bandera de la democracia. Desde un nacionalismo recreado como empresa nacional no se abandonarán las Malvinas. “En este redescubrimiento democrático del sentimiento nacional es que vamos a luchar efectivamente por nuestra reivindicación soberana sobre las Islas Malvinas. No se puede ser nacional en las Islas Malvinas y entreguista en el resto de la política exterior. Se es nacional en todo”. (“La Nación”, 16/6/88).

Observamos un cambio en el discurso del canciller argentino y también un cambio de actitud. Esta postura no se parece en nada a los primeros pasos dados por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.
Debemos recordar la disertación del canciller argentino, en la Cámara Argentina de Anunciantes de Buenos Aires, el 2 de agosto de 1984 cuando explicitaba las prioridades de la Política Exterior Argentina y mencionaba en este orden: Estados Unidos, América Latina, Europa y los países en desarrollo “mal llamados del Tercer Mundo”.

Recientemente el canciller Dante Caputo en una entrevista por Radio Splendid de Buenos Aires, ratificó que Argentina pertenece al Tercer Mundo y criticó a quienes sueñan con un país que viva como lo hacen quienes viven en algunas manzanas de esta ciudad. Precisó que estas son manzanas muy lindas, por cierto, pero no tienen que ver con la forma de vida del 80 por ciento de los argentinos. (“Página 12”, 14/6/88).

Una nueva polémica se desata en el país a partir de las declaraciones del candidato a presidente por el partido gobernante, Unión Cívica Radical. El doctor Eduardo Angeloz comenzó su campaña electoral en Rio Grande, Tierra del Fuego. Al ser consultado sobre la conveniencia de que el país esté incluido entre los del llamado del Tercer Mundo, Angeloz aseveró “Tenemos la necesidad por el potencial que tiene la República Argentina y por su riqueza de procurar no estar entre los países en decadencia, sino entre aquellos que más progresan” (“La Nación”, 15/5/88 pág. 12).

Esta manifestación del candidato a presidente produjo distintas reacciones en el país y en el extranjero. Diplomáticos de los países No Alineados, se inquietaron por las mismas (“La Nación”, 24/5/88).

El canciller manifestó, en la entrevista citada, que esta vocación primermundista que algunos parecen tener es la que, en la historia práctica de la Argentina, ha hecho que nuestro país pertenezca al Tercer Mundo. Agregó que con esta prédica, lo único que consiguen es insertarnos más en el Tercer Mundo.
Existe otra explicación de este cambio en la Política Exterior Argentina, avalada por la presentación de la candidatura del canciller argentino, como Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas para el período 1988-89, en el enfrentamiento dentro del Grupo Latinoamericano y del Caribe, con la representante de Barbados para el mismo cargo, Dame Nita Barrow.

Los datos que avalan esta segunda hipótesis, se pueden detectar a través de la ofensiva diplomática argentina en los países de África y Asia;
 a) Visitan Argentina a partir del 15 de febrero de 1988 los embajadores de Uganda, Kuwait, Malasia, Samoa, países que no tienen su sede en Buenos Aires, sino que están acreditados en las Naciones Unidas;
b) El canciller argentino Dante Caputo, realiza por primera vez una gira por países africanos, entre el 8 y 21 de marzo de 1988, visitando, Costa de Marfil, Ghana, Zambia, Angola, Nigeria y Gabon,;
 c) El 25 de mayo de 1988, el canciller Dante Caputo habla en Addis Abeba (Etiopía), sede de la Organización de Unidad Africana, en representación del “Grupo de los 8” de América Latina, expresando que la lucha de los países de África es también la de América Latina, para fortalecer la Independencia y alcanzar el bienestar de los pueblos;
d) En los primeros días de junio de 1988, el subsecretario de Política Exterior, Jorge Mauhourat, realiza una gira por cinco países asiáticos (Singapur, Malasia, Indonesia, Tailandia y Filipinas) con la finalidad de considerar la candidatura del canciller argentino como presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas;
e) El “Grupo de los 8” del cual forma parte Argentina, también amplía su agenda. En el Documento final de su última reunión realizada en Oaxaca (México) el 27 de junio de 1988 se expresa que el diálogo político debe ampliarse este año a la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste de Asia) a los países escandinavos y a Organización de Unidad Africana.

Los datos hasta aquí apuntados ponen de manifiesto un cambio de estrategia con relación a Malvinas, ubicado dentro del aspecto global de la Política Exterior Argentina.
Recordamos la manifestación del canciller argentino del 4 de junio de 1986: “Un tema sobre el que hemos trabajado con mucho cuidado a fin de llevar adelante una legítima aspiración de nuestro pueblo por una vía racional y no contradictoria con la inserción de Argentina en el mundo occidental, es la disputa de las Islas Malvinas”.

Las últimas manifestaciones del canciller argentino, están priorizando una mayor relación con los países del Sur, esquema dentro del cual se inserta el litigio de Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. Por mucho tiempo en nuestra historia, la cuestión Malvinas, estuvo marginada de la Política Exterior Argentina. Creo que llegó el momento, de que este conflicto, esté enmarcado claramente dentro del modelo de Política Exterior Argentina que pretendemos para nuestro país. La cuestión Malvinas tiene distintas connotaciones políticas, jurídicas y económicas que se deben armonizar con el diseño de Política Exterior.


http://www.cerir.com.ar/libro.php?id=0000306


 

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