Diario "Clarín". Buenos Aires, 1 de marzo de 2015.
Malvinas: cuando el periodismo dice que sucedió lo que no pasó
Polémica en Estados Unidos con dos ex corresponsales de guerra.Un presentador de la cadena FOX que cubrió la guerra está cuestionado por mentir o exagerar lo que vivió- Paula Lugones
 - Washington. Corresponsal
 
¿Buenos
 Aires era una “zona de guerra” en 1982, durante el conflicto en 
Malvinas? ¿Hubo baño de sangre, tanques y balazos de los militares 
durante las protestas en la capital? ¿Los corresponsales de guerra 
pierden credibilidad? Las preguntas surgieron estos días en EE.UU. luego
 de que un famoso periodista de la cadena conservadora Fox se viera 
envuelto en un escándalo porque hay dudas de que ha falseado –o 
exagerado— sus reportes cuando trabajó en la Argentina en la cobertura 
de la guerra de Malvinas. Pocos días antes, otro reportero y presentador
 de la cadena NBC había reconocido que había distorsionado su relato 
durante su trabajo en Irak.
El
 periodista Bill O´Reilly fue denunciado por la revista Mother Jones por
 supuestamente haber “adornado” varios de sus reportes de la guerra de 
1982 cuando era un joven corresponsal de la cadena CBS. O´Reilly 
escribió en un libro que había cubierto el conflicto argentino-británico
 desde la “zona de guerra”. Sin embargo, el periodista no viajó a las 
islas sino que siguió el tema desde Buenos Aires, como la mayoría de sus
 colegas, ya que el gobierno de Leopoldo Galtieri no los autorizaba ir a
 Malvinas.
O’Reilly
 salió a defenderse y señaló que nunca había dicho que había estado en 
las islas, sino que había “cubierto la guerra de Malvinas”. Y que en 
realidad se concentró en las marchas que sucedían en Buenos Aires. El 
periodista pasó el lunes pasado en su programa escenas de su trabajo en 
la capital argentina que mostraban algunas violentas protestas y citó a 
otros corresponsales que describían la situación. Por ejemplo Don 
Browne, de NBC news, contaba que había “tanques en las calles” y que era
 “un verdadero país en guerra”.
El
 autor de la nota de Mother Jones que disparó la controversia, David 
Corn, dijo que el tema no era si O´Reilly había estado en las protestas 
violentas sino si había reporteado desde “la zona de guerra”, como había
 dicho y si había exagerado. “Las marchas tuvieron un componente 
violento sin duda”, dijo Corn. “Pero la cuestión es si O´Reilly faltó a 
la verdad cuando dijo varias veces que los soldados argentinos 
dispararon contra la multitud y mataron a varias personas”.
Otros
 periodistas que estaban alrededor de la Casa Rosada ese día, como 
George Lewis, que cubrió el conflicto para la cadena NBC, dicen en 
realidad que la situación no era tal como O´Reilly la contó. Desde su 
casa en California, el reportero hoy retirado le contó por teléfono a 
Clarín que “Buenos Aires no era una zona de guerra, la mayor parte del 
tiempo estaba muy pacífica”.
Veterano
 corresponsal, Lewis ya entonces había cubierto Vietnam, la toma de 
rehenes en Teherán y la invasión israelí a Líbano, entre otros 
conflictos: “La de Malvinas era una guerra que cubríamos a 12 mil millas
 de distancia”, señaló. “Era una tarea muy fácil, muy cómoda, porque 
Buenos Aires no era una zona de guerra. Hubo un día de cierta violencia 
en la calle (cuando la dictadura anunció la rendición), pero no podemos 
decir que fuera combate”, agregó. “La policía disparaba por sobre las 
cabezas de la gente, pero con balas de gas o de goma. A veces pegaban 
palazos”, describió Lewis. “Pero cuando O’ Reilly dice que era una zona 
de combate está exagerando”.
La
 controversia surge dos semanas después que otro famoso presentador de 
televisión, Brian Williams, de NBC noticias, fue dado de licencia luego 
de que se descubriera que falseó una historia durante la guerra en Irak,
 en la que dijo que el helicóptero en el que viajaba había sido atacado,
 cuando en realidad el que había sufrido daños había sido la nave que 
iba delante de la suya. Al revés que en la NBC, que investigó el caso y 
licenció a Williams, Fox cerró filas con su periodista y le dio “pleno 
apoyo”, según difundieron en un comunicado. O´Reilly dice que la revista
 Mother Jones, de tendencia liberal, se ensaña con él, que trabaja en 
una cadena conservadora, por “cuestiones ideológicas”. O´Reilly no 
respondió a la solicitud de entrevista de Clarín.
Pero
 The New York Times reveló otro tema controvertido. O´Reilly se defendió
 de las acusaciones con un artículo del Times en la mano que decía que 
“un policía sacó una pistola y disparó 5 veces sobre las cabezas de los 
manifestantes que escapaban”. Pero el periodista leyó solo “un policía 
sacó una pistola y disparó 5 veces” por lo que dio la sensación de que 
disparaban a quemarropa. Además, O´Reilly dijo que un cameraman había 
resultado herido y su compañero de CBS lo desmintió.
Charles
 Gómez era corresponsal de CBS en América Latina y fue enviado a Buenos 
Aires para cubrir la guerra y, como otros periodistas, no fue autorizado
 a ir a Malvinas. Compañero entonces de O´Railly, dice que no quiere 
criticar a su ex colega, pero se muestra sorprendido por la descripción 
que éste hizo. “Lo que estaba pasando en Malvinas era guerra, pero lo 
que pasaba en las calles de Buenos Aires no era guerra, sino protestas”,
 señaló a Clarín por teléfono desde Nueva York. Hoy retirado, López 
cuenta que “no vio ningún baño de sangre”.
Jimmy
 Burns, corresponsal del Financial Times durante la guerra y autor de un
 libro sobre Malvinas, explicó a Clarín desde Londres que en junio de 
1982 “hubo una marcha muy violenta cuando cae Puerto Stanley y se asume 
la derrota”. “Parecía que iba a estallar una revolución social, hubo una
 manifestación donde intentaron romper la puerta de la Casa Rosada. Pero
 decir que había militares y tanques en la calle es una exageración. Los
 militares disparaban pero al aire, si no hubiera sido una masacre”.
Los
 casos de O´Reilly en Malvinas y Williams en Irak, dice Gómez, preocupan
 a los corresponsales de guerra. “Cuando se duda de la credibilidad de 
una cobertura nos afecta a todos”, señaló el veterano periodista.
“Estamos
 preocupados porque la gente puede desconfiar y hay muchos compañeros 
muertos y heridos y muchos que arriesgaron su vida”, agregó. Lewis fue 
más allá: “Cada vez que escucho un caso de mala praxis siento que afecta
 no solo a los corresponsales de guerra sino a todos los periodistas”.
                            
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