Jueves 05 de abril de 2012
30 años después / Las visiones del conflicto
Crítica presidencial a los ataques a la embajada británica
Calificó de "vándalos" a los agresores a la sede diplomática y condenó la quema de la bandera
Pasado
el trigésimo aniversario del desembarco argentino en las islas
Malvinas, la presidenta Cristina Fernández repudió ayer en duros
términos los incidentes protagonizados por grupos de izquierda en las
cercanías de la embajada británica en Buenos Aires , y afirmó que los desmanes parecían programados "por un titiritero" para dañar su gestión de gobierno.
"Repudiamos
y repudio como Presidenta y como argentina lo que se hizo contra una
embajada, sea la británica o cualquier otra del mundo", afirmó la jefa
del Estado, durante un acto en la ciudad de Bariloche . "Parece que hubiera un titiritero" detrás de esos incidentes, agregó.En referencia al movimiento Quebracho , sindicado como partícipe de los desmanes, la jefa de Estado dijo que "se denomina grupo político, pero no representa a la política", y criticó a los que deciden "recurrir a esos métodos, en democracia absoluta, libertad total, cuando cada argentino puede manifestarse libremente".
En realidad, la dura pelea de más de 20 minutos, que incluyó bombas molotov, balas de goma y gases pimienta, habría sido iniciada por militantes del Partido Comunista Revolucionario (PCR) y la Corriente Clasista y Combativa (CCC), al término de una concentración de ésas y otras fuerzas en la esquina de Pueyrredón y Guido.
La Presidenta dijo no creer "en la quema de banderas", sino en "levantar la de nuestro país", ya que "no hay que quemarle la bandera a nadie para demostrar que se es argentino", afirmó.
"Me llama poderosamente la atención que en gobiernos de tanto avance en derechos democráticos" como el que encabeza "surjan de repente estos grupos tan violentos, que parecen servir a intereses contrarios a la Argentina, más allá de que se vistan con ropajes seudorrevolucionarios".
La Presidenta fue terminante. "Fue un acto de vandalismo y como tal debe ser caracterizado; no fue una protesta social", dijo. Al Gobierno le interesa especialmente mostrar que no criminaliza la protesta social, algo de lo que lo han acusado desde sectores progresistas a partir de la sanción de la denominada ley antiterrorista, a fines del año pasado.
En ese sentido, añadió: "Pareciera que un titiritero con hilos escondidos manejara las cosas desde atrás. Queremos decirle al mundo entero que repudiamos lo que se hizo contra una embajada, sea británica o cualquier otra en el mundo". No precisó quién estaría detrás de los desmanes.
Sin cachetazos
En crítica al juez César Melazo, quien se mostró dispuesto a "romperles la cara" a los manifestantes, la presidenta le recomendó "que no dé cachetazos, sino que agarre el Código Penal, y juzgue de acuerdo con lo que dice la Constitución Nacional"."Muchas veces se está buscando un palazo o un tiro de la policía para que digan: «Vieron, no es un gobierno popular, reprime las protestas sociales»", advirtió la primera mandataria.
A través del Foreign Office, el gobierno británico había repudiado anteayer las "acciones violentas de una minoría", en referencia a los atacantes.
La administración de David Cameron recordó que "todos los Estados están obligados bajo la Convención de Viena a dar protección apropiada para sus misiones diplomáticas extranjeras" y por eso insistieron en su expectativa de que "el gobierno argentino continúe cumpliendo sus obligaciones bajo dicha convención y siga haciendo cumplir la ley a cualquier manifestante que cometa actos criminales". Similares conceptos se vertieron desde la sede diplomática en el país minutos después de los violentos incidentes.
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