Diario "La Capital". Rosario, Lunes, 07 de septiembre de 2015
"Todo lo que Argentina pide es que se le dé una oportunidad al diálogo"
La embajadora argentina en Estados Unidos, Cecilia Nahón, reafirmó la posición nacional en una nota en un diario de ese país.
Gran Bretaña se niega a dialogar y aumenta notablemente el gasto militar contra un enemigo inexistente.
La embajadora argentina en Estados Unidos, Cecilia Nahón, reafirmó ayer en un artículo publicado en el diario digital estadounidense The Huffington Post que "todo lo que Argentina pide es que se de le dé una oportunidad al diálogo" por Malvinas, al repasar los históricos acuerdos que -vía diálogo- lograron el restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba y también entre las potencias mundiales con Irán sobre el programa nuclear de este último país.
La columna de Nahón publicada en el prestigioso
"Huffpost", diario online que cuenta con editorialistas de talla, es la
siguiente:
"En los últimos meses, Estados Unidos ha alcanzado
dos acuerdos históricos que han dominado los titulares de los medios de
comunicación y el debate político local: el restablecimiento de las
relaciones diplomáticas con Cuba después de más de 50 años y, más
recientemente, el Plan Integral de Acción Conjunta acordado por Estados
Unidos, China, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania, junto con la
Unión Europea, con la República Islámica de Irán sobre el programa
nuclear de este país. El gobierno argentino recibió con satisfacción
estos procesos de negociación, reafirmando su compromiso inquebrantable
con la solución pacífica de las controversias internacionales y su
profunda creencia en el diálogo y las negociaciones diplomáticas como la
mejor herramienta para alcanzar soluciones efectivas y duraderas, en el
marco de los principios de las Naciones Unidas.
Ambos acuerdos presentan diferencias sustanciales y
derivan de circunstancias particulares. Sin embargo, existe un elemento
común entre ellos que merece ser destacado: la voluntad de comprometerse
en negociaciones a través del diálogo y la diplomacia para lograr
resolver conflictos existentes por décadas. En ambos casos, las
palabras, no las armas, rompieron el estancamiento.
Diálogo es exactamente lo que Argentina está pidiendo
para resolver la "Cuestión de las Islas Malvinas", una disputa de 182
años con el Reino Unido sobre la soberanía de las islas Malvinas,
Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos
circundantes. Situadas a sólo 187 millas náuticas de la costa
patagónica, las Malvinas están profundamente arraigadas en la sociedad
argentina. Todos los argentinos, sin distinción, vivimos con similar
intensidad un sentimiento de desposesión respecto de esta parte de
nuestro territorio nacional. Esto ha sido así desde 1833, cuando el
Reino Unido invadió las islas expulsando a la población y autoridades
argentinas e implantando en su lugar a su propia población.
Aunque en Estados Unidos a menudo se asocia esta
cuestión exclusivamente con su más trágico episodio, el conflicto de
1982, la "Cuestión de las islas Malvinas" no es sólo una causa nacional,
sino regional y global que exige diálogo y negociación. Argentina no
está sola en sus esfuerzos por el diálogo sobre Malvinas. La comunidad
internacional ha expresado reiteradamente su firme apoyo a la posición
de nuestro país. Este año se cumple el 50º aniversario de la adopción de
la resolución 2065 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la
primera de su clase que reconoce la existencia de una disputa de
soberanía y hace un llamamiento a sus únicas dos partes, los gobiernos
de Argentina y el Reino Unido, a alcanzar un acuerdo mediante
negociaciones. Desde entonces, más de 40 resoluciones de las Naciones
Unidas han buscado lo mismo sin alcanzar resultados.
En marcado contraste con la convocatoria permanente
de Argentina al diálogo, el Reino Unido ha ignorado todos los
llamamientos de la comunidad internacional a reanudar las negociaciones
y, en cambio, se mantiene en una actitud beligerante que remite a un
anacrónico colonialismo. La militarización del Atlántico Sur, que
actualmente abarca ejercicios militares, el lanzamiento de misiles en el
área y el crecimiento del presupuesto militar, ha sido fuertemente
condenada por América latina, una región pacífica y libre de armas
nucleares.
A pesar de esto, es el Reino Unido quien, con
frecuencia y de manera injusta, acusa a Argentina de constituir una
amenaza para las Malvinas. Tal vez se trate de una estratagema
conveniente para justificar lo injustificable: un presupuesto y
presencia militares contra un enemigo inexistente. Curiosamente, el
Reino Unido llevó a cabo negociaciones con la dictadura militar que tomó
ilegalmente el poder en Argentina y que llevó al país a la guerra en
1982, pero se ha negado sistemáticamente al diálogo y a la negociación
desde la recuperación de la democracia en nuestro país. Asimismo,
exacerbando una situación injusta, el Reino Unido insiste en la
realización de actividades unilaterales en la zona en litigio, como la
exploración y explotación ilegal de los recursos naturales renovables y
no renovables.
Argentina está decidida a recuperar el ejercicio
pleno de la soberanía sobre las islas pacíficamente y de conformidad con
el derecho internacional. Esta decisión es reflejo de la vocación de
nuestro país por la paz y el diálogo en todos los ámbitos. En la
actualidad, Argentina es una democracia vibrante que ha promovido
activamente una política de derechos humanos reconocida
internacionalmente, persigue la no proliferación nuclear y constituye un
ejemplo de coexistencia religiosa y étnica, en tiempos en que estos
temas están en el centro de los conflictos internacionales.
De conformidad con las resoluciones de las Naciones
Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA), entre muchas otras
organizaciones internacionales, Argentina reafirma una vez más su
disposición a reanudar las negociaciones bilaterales con el Reino Unido
para llegar a una solución definitiva de la disputa de soberanía.
Los acuerdos recientemente alcanzados por Estados
Unidos, haciendo a un lado décadas de desconfianza, debieran ser una
fuente de inspiración para que el Reino Unido acepte sentarse a la mesa
de negociación y se una a este espíritu de diálogo sobre la "Cuestión de
las islas Malvinas". Como la presidenta Cristina Fernández de Kirchner
ha dicho en varias ocasiones, "si Cuba y Estados Unidos pudieron
sentarse a dialogar, Argentina y el Reino Unido debieran ser capaces de
hacer lo mismo: no podemos vivir en un mundo civilizado y
sistemáticamente rechazar el diálogo".
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