La Capital. Rosario, Domingo, 18 de agosto de 2013
Tensión por Gibraltar, un enclave estratégico que el Reino Unido no quiere perder
Tras una contienda militar entre ambas
naciones, España cedió este territorio a los ingleses en 1713. Desde
los años 60 lucha infructuosamente por recuperarlo.
Resignación. Turistas y trabajadores españoles aguardan largas horas en la frontera para poder salir de Gibraltar.
A pocos kilómetros del inestable norte de Africa y en el paso
hacia Medio Oriente, el enclave de Gibraltar, equipado con instalaciones
militares y de inteligencia, es una baza estratégica que al Reino Unido
no le interesa perder, señalan los expertos. España, que cedió este
territorio a Gran Bretaña al término de una contienda militar en 1713,
lucha desde los años 1960 por recuperarlo y estudia ahora recurrir a
instancias internacionales en un contexto de tensión diplomática con
Londres.
Pero al Reino Unido le interesa conservarlo por
"razones de comunicaciones, de inteligencia y de control del paso" por
el estrecho de Gibraltar, que separa Europa de Africa, afirma Alejandro
del Valle, catedrático de Derecho Internacional Público de la
Universidad de Cádiz. "No hay que olvidar que buena parte del territorio
está ocupado por una base aérea militar, una base naval, esencial para
escalas y reparación de submarinos nucleares, y también una base de
inteligencia británica", señala.
Acceso protegido. El acceso
protegido al recinto militar del aeropuerto es lo primero que ve el
visitante nada más entrar en Gibraltar, en un extremo de la enorme pista
de aterrizaje que debe franquear, tanto en auto como a pie, para llegar
a la ciudad. La importancia de este pequeño territorio de 7 kilómetros
cuadrados radica en estar en "la única puerta de entrada y salida del
Mediterráneo", un espacio estratégico debido al auge del islamismo en el
Sahel y la inestabilidad en Medio Oriente, dice Del Valle.
Garantizar la seguridad de los recursos en este mar,
por donde transita buena parte del petróleo y el gas natural consumido
en Europa occidental completa la ecuación. "Un comandante de las fuerzas
militares británicas en Gibraltar hace ya muchos años dijo: si
Gibraltar no existiera tendríamos que inventarlo, porque aquí estamos
mil millas (1.609 kilómetros) más cerca de la amenaza", dice Luis
Romero, ex redactor jefe del diario Europa Sur de Algeciras y experto en
política de seguridad, para explicar el interés de Londres por el
Peñón.
La importancia estratégica del estrecho se ve
incrementada por su estatuto internacional, que desde 1982 permite a
todo país sobrevolar y navegar la zona —en inmersión en el caso de los
submarinos, es decir, en secreto—, sin que sea necesario el acuerdo de
los dos países ribereños: España y Marruecos. Pese a tener menos de 200
militares destinados, la actividad de la base naval británica de
Gibraltar es incesante, asegura Romero. "Es punto de escala permanente
durante todo el año tanto de buques de despliegue o de repliegue como de
submarinos nucleares, no solo británicos sino también norteamericanos,
de ida o regreso de sus patrullas por el Mediterráneo", afirma. Es el
caso de la fragata británica HMS Westminster que, en plena tensión
diplomática con España por la soberanía de las aguas que rodean
Gibraltar, debe hacer escala aquí en el marco de "un despliegue anual"
de la Royal Navy que debe llegar hasta el Golfo.
Londres valora asimismo la capacidad excepcional de escucha de sus instalaciones de inteligencia electrónica, señala Romero.
Explotación. La cima del Peñón, la
roca al extremo del terreno en que se asienta Gibraltar, está "a 400
metros en caída vertical sobre el mar y en frente no tiene nada, tiene
Africa", explica. Esto la convierte en "una atalaya de inteligencia muy
interesante para los británicos, que la explotan en beneficio propio y
en el de sus más cercanos aliados, Estados Unidos", asegura.
Por todos estos motivos, "el estatuto de las bases
militares fue una de las líneas rojas" en la negociación que a
principios de los 2000 mantuvieron el gobierno inglés de Tony Blair y el
español de José María Aznar en busca de una soberanía compartida,
estima Del Valle. "Los británicos no querían por supuesto ni que las
bases militares fueran cosoberanas ni que fueran de utilización
conjunta", afirma. España, por su lado, ve como "la presencia de Gran
Bretaña en Gibraltar distorsiona su valor estratégico", considera
Romero. "Recuperando Gibraltar lo único que España ganaría es que dejase
de estar en manos de una potencia ajena, pero en estrategia es tan
importante lo que tú haces como lo que hace otro, y tan importante es
que tú puedas actuar libremente como que el otro no pueda hacerlo",
concluye.
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Diario "La Nación". Buenos Aires, 17 de agosto de 2013. |
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