Miércoles 15 de
enero de 2014
El encuentro del papa Francisco
con un veterano de Malvinas
Oscar Walter
Doria Fernández pudo saludal al Sumo Pontífice y regalarle su libro, con los
derechos de publicación; además logró la bendición de dos crucifijos para los
cementerios británico y argentino en las islas
ROMA.- Fue un
día inolvidable hoy para Oscar Walter Doria Fernández, veterano de Malvinas que pudo fundirse en un abrazo con el Papa Francisco, a quien saludó después de la
audiencia general de los miércoles.
"Fua la
experiencia espiritual más fuerte de mi vida", confesó a LA NACION Oscar,
de 51 años, a quien el Papa le bendijo dos cruces que espera colocar algún día
en Malvinas: una en el cementerio británico, otra en el cementerio
argentino.
"Me parece
muy bueno, esperemos que haya paz", le dijo entonces Francisco a Oscar,
que también le pidió al Pontífice que le bendijera varios rosarios para madres
de soldados fallecidos. "Cuando el Papa me abrazó le dije en el oído que
lo quería muchísimo y que estábamos con él hasta el final", contó.
Oscar fue el
suboficial más joven de la Fuerza Aérea durante la guerra de las Malvinas. Fue
prisionero de los ingleses desde el 29 de mayo hasta el 12 de junio de 1982,
cuando fue entregado en Uruguay. Vive desde hace 28 años en Canarias
"porque tenía escaparme del desastre de la Argentina de la
posguerra". Allí, está al frente de un Instituto Internacional de buceo
adaptado, que ayuda a discapacitados.
"Fui a ver
al Papa en nombre de los veteranos de guerra, en nombre de los 649 muertos de
Malvinas, de sus familiares y de los cerca de 700 veteranos que se suicidaron o
tuvieron problemas piscológicos después del conflicto", dijo Oscar, que
también le regaló al Papa un ejemplar de "Viaje al centro de la
guerra" -un libro que escribió en 2010-, así como los derechos de
autor de esa obra, para fines caritativos de la Iglesia.
"Yo no he
venido a pedir, he venido a dar. Todas las guerras son una locura y mi libro no
habla de la experiencia de la guerra, sino desde un punto de vista humanista,
tanto es así que el epílogo está escrito por el oficial inglés que me tomó
prisionero, Nick Van Derbylt", subrayó.
El veterano de guerra de Malvinas se emocionó al
estrechar la mano del Sumo Pontífice en su breve encuentro. Foto: LA NACION / Oscar Doria Fernández
Divorciado y
padre de una hija de 13 años, Oscar descubrió hoy algo que desconocía. Justo en
el momento en el que, junto a otros argentinos ubicados en el sector Vip del
sagrato de la Basílica de San Pedro, esperaba la llegada de Francisco para la
audiencia general, mientras conversaba con padre Fabían Báez, el cura que se hizo
famoso hace una semana al ser invitado a subir al papamóvil, y otro sacerdote,
cayó en la cuenta de que quien había escrito el prólogo de su libro, el
brigdier Luis Guillermo Castellano, que había sido su comandante durante la
guerra del Atlántico sur, también había sido sobrino de monseñor Ramón José
Castellano, el sacerdote que ordenó a Jorge Bergoglio el 13 de diciembre de
1969.
Oscar, que
estudia psicología para ayudar mejor a los discapacitados físicos y mentales
que ayuda a rehabilitarse a través del buceo, espera que cuando vaya a Malvinas
a llevar las dos cruces bendecidas por el Papa, también pueda zambullirse en
las aguas del Atlántico sur junto a buzos británicos para dejar una placa en
recuerdo de los fallecidos de la guerra.
"Argentinos
e ingleses deben buscar nuevas fórmulas", afirmó. "Tal vez mi humilde
gesto de hoy permita cambiar algo", agregó, esperanzado. "Para mí
Malvinas es una tierra santa, donde ha muerto mucha gente, se ha derramado
mucha sangre. Y debemos ir más allá de los beneficios petroleros, pesqueros y
demás negocios. Hay que volver a reiniciar, hacer un reset, volver a otro
paradigma distinto, al respeto que hay que tener ante cualquier persona, para
comunicarnos y dialogar con otro enfoque", concluyó..
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