Asamblea
  General de las Naciones Unidas: Palabras de la Presidenta de la Nación  
 | 
 |
PALABRAS DE
  LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, DURANTE UNA LA
  ASAMBLEA GENERAL DE NACIONES UNIDAS, DESDE NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS. 
 Querida
  presidenta, querida compatriota; señoras y señoras jefes y jefas de la
  distintas delegaciones, que conforman Naciones Unidas: quiero dirigirme a
  ustedes en un momento muy particular no solamente del mundo, sino también de
  mi país, quiero comenzar reflexionando sobre las palabras con que abrió esta
  Asamblea, número 69, su secretario general, el señor Ban Ki-Moon, repasó
  parte o gran parte de los problemas, de las tragedias, de las calamidades que
  hoy conmueven al mundo y creo – si mal no recuerdo – que textualmente afirmó
  que “estás turbulencias – así las definió – que hoy sacuden al mundo ponen en
  peligro la multilateralidad”. 
Yo creo
  sinceramente que gran parte de los problemas que hoy tiene el planeta, en lo
  económico y financiero, en materia de terrorismo y de seguridad, en materia
  de fuerza e integridad territorial, en materia de guerra o de paz se debe
  precisamente a lo contrario, a la ausencia de una multilateralidad efectiva,
  concreta y democrática. 
Por eso,
  quiero especialmente, hoy, comenzar agradeciendo y felicitando a esta
  Asamblea General por la sanción de la resolución, número 68/304, que se
  produjera, el pasado 9 de septiembre, por la cual se decidió, por fin, por
  amplia mayoría de 124 votos positivos abocarse, esta Asamblea, a la
  construcción de una Convención Multilateral, que genere un marco jurídico
  regulatorio, en materia de reestructuración de deudas soberanas, de todos los
  países. (APLAUSOS). Una tarea que nos debíamos, yo he concurrido a estas
  Asambleas, desde el año 2003: primero, como Senadora; luego – a partir del
  año 2007 – como Presidenta y siempre veníamos reclamando la reformulación de
  los organismos de los Consejos de Seguridad, como también del Fondo Monetario
  Internacional. Partíamos de la experiencia de lo que le había sucedido a la
  República Argentina, mi país, hoy me atrevo a decir en este contexto
  internacional y global, mi país, la República Argentina es un triple leading
  case en materia económica financiera; en materia de terrorismo y seguridad y
  también en materia de fuerza e integridad territorial. 
En lo
  primero, en lo que hace a una crisis económica y financiera, que se disparó
  para el resto del mundo, a partir del año 2008, y que aún persiste y que
  ahora comienza a amenazar a las economías emergentes, quienes hemos
  sostenido, durante la última década, el mayor crecimiento económico. Me
  refiero que esa crisis, del año 2008, mi país la vivió en el año 2001, cuando
  se produjo el default de deuda soberana más importante del que se tenga
  memoria. En aquel momento, la República Argentina había logrado con la
  anuencia también de los organismos multilaterales, porque cuando se
  debe,  señores, el 160 por ciento del PBI, la culpa no es solamente del
  deudor, sino también de los acreedores. 
Y desde la
  dictadura, del 24 de marzo de 1976, pasando por la etapa del neoliberalismo,
  en la cual la Argentina era presentada como una alumna dilecta en las
  asambleas del Fondo Monetario Internacional, finalmente acumuló una deuda sin
  precedente, que la hizo implosionar, no sólo en términos económicos, sino
  también en términos políticos. Llegamos a tener cinco presidentes, en una
  sola semana. Allí nadie se hizo responsable de lo que había pasado en la
  Argentina, nuestro país tuvo que arreglarse como pudo y en el año 2003, un
  Presidente - que había llegado al gobierno únicamente con el 22 por ciento de
  los votos – a los pocos meses de asumir se presentó, en esta Asamblea, y
  sostuvo que era necesario generar un modelo de crecimiento y desarrollo para
  el país, para que la nación pudiera hacer frente a sus deudas. Porque sostuvo
  – en una metáfora más que interesante – que los muertos no pagan sus deudas y
  que es necesario que los países puedan vivir, desarrollarse y que ese nivel
  de deuda – vuelvo a repetir- 160 por ciento del PBI – no era solamente
  responsabilidad del país; que asumíamos como país el haber adoptado políticas
  que nos habían impuesto; que asumíamos nuestra responsabilidad, pero que
  también pedíamos y pretendíamos que los organismos multilaterales, como el
  Fondo Monetario Internacional y los propios acreedores, que había prestado a
  tasas usuarias, en aquel momento, y se les reconoció hasta el 14 por ciento
  en dólares, a quienes depositaban en la República Argentina, también
  asumieran parte de la responsabilidad de ese endeudamiento. 
Y ese hombre,
  que asumió con el 22 por ciento de los votos; el 25 por ciento de
  desocupación; con el 54 por ciento de pobreza y 27 por ciento de indigencia;
  sin educación; sin salud; sin seguridad, al cabo del tiempo con un modelo de
  desarrollo y crecimiento, pudimos no solamente generar millones de puestos de
  trabajo, millones de nuevos incluidos en el sistema previsional, jubilados y
  pensionados; generar una participación de 6 puntos del Producto Bruto,
  destinado a la educación; destinar ingentes sumas de dinero a la
  infraestructura del país, en materia de caminos, escuelas, centrales
  nucleares, centrales hidroeléctricas; generación de redes de agua, de gas de
  electricidad, que hoy cruzan todo el país, en un proceso de inclusión social
  sin precedentes, que nos hizo reducir la pobreza y la indigencia a un solo
  dígito y que hoy el propio Fondo Monetario Internacional reconoce, que el
  crecimiento económico, realizado por la Argentina – entre el año 2004 y 2011
  – es el tercero, a nivel global, en calidad de crecimiento; solamente
  superados por Bulgaria y por China, siendo –en la región latinoamericana –
  hoy el de mejor calidad de crecimiento y también el de mejor poder
  adquisitivo del salario de nuestros trabajadores y del mejor ingreso
  previsional. 
Y todo esto
  lo hemos logrado, también, haciéndonos cargo de la deuda, que otros
  generaron. Porque bueno es también recalcarlo, que nuestros gobiernos no
  fueron los que declararon el default, tampoco fueron los que lo endeudaron,
  fuimos – sencillamente – los que nos hicimos cargo, como correspondía y
  pagamos, desde el año 2003 a la fecha, más de 190.000 millones de dólares. Repito
  la cifra: más de 190.000 millones de dólares porque reestructuramos la deuda
  defaulteada con el 92, 4 por ciento de los acreedores, en dos canjes de
  deuda: uno, el que realizó el Presidente Kirchner, en el año 2005; otro, el
  que realizó esta Presidenta, en el año 2010. Lo cierto es que logramos que el
  92,4 por ciento de los acreedores de la Argentina regularizaran su situación
  y desde allí se comenzó a pagar regularmente. No solamente allí, sino que
  también pagamos totalmente la deuda con el Fondo Monetario Internacional, que
  venía sosteniéndose con bicicleta financiera permanente, a través de los
  denominados stand by y pudimos cancelar también la deuda con el Fondo
  Monetario Internacional. 
También, hace
  pocos meses, concluimos la negociación de una deuda, que databa del año 1956,
  con el Club de París. Para que ustedes tengan una idea, esta Presidenta tenía
  tres años cuando esa deuda comenzó a generarse, y el ministro de Economía de
  mi país, que discutió la reestructuración y la renegociación de esa deuda con
  el Club de París no había nacido, en el año 1956, y sin embargo llegamos a un
  acuerdo con 19 ministros de Economía, de la Unión Europea, para finalmente
  reestructurar la deuda y ya pagamos la primera etapa, de 642 millones de
  dólares. Tampoco termina allí, logramos también regularizar la situación de
  los juicios del CIADI, en el Banco Mundial, juicios que realmente habían
  comenzado, no por actos o acciones cometidos, durante nuestros gobiernos,
  sino por acciones de gobiernos anteriores, que terminaron demandándose ante
  el tribunal, del Banco Mundial, también allí lo solucionamos, como también
  llegamos a un arreglo con Repsol, cuando decidimos recuperar el control de
  nuestros recursos energéticos y expropiamos el 51 por ciento de las acciones
  de la empresa petrolera, también reestructuramos esa deuda y llegamos a un
  acuerdo. 
Todo esto lo
  hemos hecho, además, con recursos propios, sin acceso al mercado de
  capitales, porque la Argentina – producto del default, del año 2001 – tenía
  vedado el acceso a los mercados de capital. Fíjense ustedes, un proceso de
  inclusión social sin precedentes y por qué digo sin precedentes. Sé que
  algunos en mi país dirán que hubo durante de la década de los cincuenta,
  procesos de inclusión similares, pero ¿saben cuál es la diferencia?, que
  nosotros ese proceso de inclusión lo iniciamos desde la bancarrota total y
  absoluta, en pleno default. Logramos remontar el default, logramos incluir a
  los argentinos, logramos crecimiento social con inclusión, logramos
  desendeudarnos y hoy, además, tenemos una ratio de deuda de las más bajas del
  mundo. 
¿Y dónde está
  el otro leading case del que quería hablarles? Lo que pasa ahora, con la
  aparición de los denominados fondos buitres. No es un término acuñado el de
  los fondos buitres por ningún líder populista sudamericano, tampoco es un
  término acuñado por ningún gobernante africano, pese a que los países del
  África también han sido grandes víctimas de estos fondos buitres. Uno de los
  primeros dirigentes, a nivel global, que los mencionó fue en esta Asamblea,
  en el año 2002, el entonces primer ministro inglés, Gordon Brown, puede estar
  la versión taquigráfica para ser controlada y registrada, donde los mencionó
  como algo indigno moralmente que restan esfuerzos a todos los países para
  hacer frente a los verdaderos problemas de la pobreza, de la salud y la
  educación. Y hoy, Argentina con la complicidad del sistema judicial, de este
  país, está siendo acosada por estos fondos buitres. 
¿Quiénes son
  estos fondos buitres? El 1 por ciento de los que no entraron a la
  reestructuración que hicimos en el 2005. No podían entrar porque recién
  habían comprado bonos, en el año 2008. Ustedes saben son fondos que se
  especializan - su nombre así lo indica- en comprar fondos o títulos de países
  que han defaulteado su deuda o están próximos a hacerlo para, luego, no ir a
  reclamárselo al país, sino entablar juicios en distintas jurisdicciones y
  obtener ganancias exorbitantes. 
Yo no
  hablaría de ganancias, porque lo que se le ha reconocido a ese 1 por ciento
  en un juicio aquí, en la jurisdicción de Nueva York, ha sido un tasa de 1.608
  por ciento, en cinco años, en dólares. Díganme ustedes, si hay alguna
  empresa, si hay algún emprendimiento, algún inversionista que logra una
  rentabilidad en dólares, de más de 1.600 por ciento, apenas en 5 años. Por
  eso, el nombre de fondos buitres y hoy están obstruyendo el cobro de quienes
  confiaron en la Argentina, de ese 92,4 por ciento y por eso yo celebro que
  esta Asamblea haya tomado el toro por las astas y espero que, entre este año y
  el próximo, antes que se celebre nuevamente la Asamblea General del 2015,
  hayamos podido construir, porque de eso se trata: de un ejercicio de
  multilateralismo activo y constructivo, hayamos podido arribar a ese marco
  regulatorio de reestructuración de deuda soberanas para que ningún otro país,
  le pase lo que hoy le está pasando a la Argentina, un país que tiene
  capacidad de pago, voluntad de pago y que va a pagar su deuda, pese al acoso
  de estos fondos buitres. (APLAUSOS). Fondos buitres que además amenazan y
  hostigan con acciones sobre la economía de nuestro país, provocando rumores,
  infamias y calumnias desde lo personal hasta lo económico y financieros, de
  modo tal de actuar como verdaderos desestabilizadores de la economía, casi
  una suerte de terrorismo económico y financiero. 
Porque no
  solamente son terroristas los que andan poniendo bombas, también son
  terroristas económicos los que desestabilizan la economía de un país y
  provocan pobreza, hambre y miseria, a partir del pecado de la especulación y
  es algo que debemos decirlo con todas las letras. Por eso, abogamos
  fuertemente porque ese convenio multilateral alumbre con prontitud, con
  celeridad. No por la Argentina, sino por el resto del mundo y porque además
  creemos que un equilibrio económico y financiero, que ataque las
  desigualdades económicas y sociales entre los países y adentro de cada una de
  las sociedades va a ser también un gran antídoto contra aquellos que reclutan
  jóvenes. Porque no tienen esperanzas, porque no tienen futuro y los enrolan en
  cruzadas locas que luego todos tenemos que lamentar. No podemos solamente ver
  la superficie de los fenómenos, tenemos también que adentrarnos profundamente
  en las causas que movilizan. 
Y también
  hablaba de mi país como un triple leading case también en materia de
  terrorismo y seguridad. Y también mi país, el único país junto a Estados
  Unidos de Norteamérica en todo el continente americano, que fue objeto de
  atentados terroristas, dos atentados terroristas. Uno en el año 92, cuando se
  voló la Embajada de Israel y, segundo, en 1994, cuando se voló la sede de la
  AMIA. Este año se cumplen 20 años de la voladura de la AMIA. 
Y me atrevo a
  decir frente a esta Asamblea y con la presencia de algunos familiares de las
  víctimas que siempre nos han acompañado, que el gobierno que encabezó el
  presidente Kirchner, fue el que más profundizó y el que más hizo por develas
  quiénes eran los verdaderos responsables, no solamente porque abrió todos los
  archivos de inteligencia de mi país, no solamente porque creó una unidad fiscal
  especial de investigación, sino también porque reclamó cuando en el año 2006
  la Justicia de mi país acusó a ciudadanos iraníes de estar implicados en la
  voladura de la AMIA, fue el único presidente y luego también yo, que se
  atrevió a proponer, a pedir a la República Islámica del Irán, que colaborara,
  que prestara cooperación con la investigación. 
Este pedido
  se produjo intermitentemente desde el año 2007 en adelante, 2007, 2008, 2009,
  2010, 2011 hasta que finalmente, la República Islámica de Irán accedió,
  porque antes ni siquiera podíamos tenerlo como parte de la agenda, accedió a
  una reunión bilateral que luego se llevó adelante y que motivó la firma entre
  ambos países de un memorándum de entendimiento de cooperación judicial. ¿Para
  qué? Para lograr que los ciudadanos iraníes que estaban acusados y que por
  supuesto viven en Teherán, en la República Islámica de Irán, pudieran
  declarar ante el juez. 
¿Qué pasó
  cuando firmamos este memorándum? Pues pareció que se desataron los demonios
  internos y externos. 
Las
  instituciones de origen judío que nos acompañaron todos los años, se
  volvieron de repente en contra, todos los años nos habían acompañado aquí a
  pedir la cooperación. Cuando se decide hacer la cooperación a través del
  instrumento, nos acusan de complicidad con el Estado de Irán. Lo mismo
  sucedió aquí en este país cuando los fondos buitres hicieron lobby ante el
  Congreso americano diciendo que nosotros éramos socios de la República
  Islámica porque en ese momento no se le decía República Islámica como le dicen
  ahora, se le decía por algunos el Estado Terrorista de Irán. 
Hicieron
  lobby e inclusive en sus sitios de la web colocaban fotos mías junto a las
  del entonces presidente Ahmadineyad como si fuésemos socios. 
Hoy, esta
  semana, nos venimos a enterar que en un emblemático hotel de esta ciudad, el
  Waldorf Astoria, se reúne el Canciller de este país, el jefe del Departamento
  de Estado con su par iraní. No tenemos críticas para ellos, al contrario,
  todo lo que sea diálogo, todo lo que sea entendimiento nos parece muy bien. 
Lo que sí nos
  gustaría preguntarles a los que acusaban a Irán y los calificaban de
  terroristas y el año pasado, no estoy hablando de hace un siglo, el año
  pasado, qué dirán hoy, qué dirán hoy los que el año pasado también cuando
  hablaban de los que hoy conforman el ISIS, muchos de los que eran denominados
  como fredom fighters, que peleaban en Siria contra el gobierno de Al Asad,
  hoy forman parte del ISIS. 
Y yo creo que
  acá está el otro problema que tenemos frente a la inseguridad y frente al terrorismo.
  Que desde las grandes potencias se cambia con demasiada facilidad el concepto
  de amigo-enemigo o de terrorista-no terrorista. Y el problema es que tenemos
  que definir de una buena vez por todas, que no podemos seguir utilizando a la
  política internacional o a la posición geopolítica para poder dirimir
  posiciones de poder. 
Y lo digo desde ser una militante
  contra el terrorismo internacional e, inclusive, como nota de color, se está
  tramitando también en la Justicia de mi país una amenaza que me ha llegado
  aparentemente del ISIS por dos razones: una, por mi cercanía con Su Santidad,
  el Papa Francisco, y, la otra, porque reconozco la necesidad de la existencia
  de dos Estados como es el de Israel y el de Palestina. Que dicho sea de paso,
  vuelvo a reclamar, por favor, a esta Asamblea, el definitiva reconocimiento
  de Palestina como un Estado más integrante pleno de esta Asamblea. (APLAUSOS) 
Allí vamos a
  empezar a desatar alguno de los nudos gordianos, no hay un solo nudo
  gordiano, son varios. Allí vamos a empezar a desatar alguno de los nudos
  gordianos de la cuestión de Medio Oriente. 
El
  reconocimiento del Estado de Palestina, el derecho de Israel a vivir en sus
  fronteras, pero también el derecho de Palestina a que no se utilice contra
  ellos el uso desproporcionado y desmedido que ha provocado la muerte de
  cientos de niños y mujeres, cosa que condenamos como condenamos también a
  aquellos que atacan con misiles a Israel. 
Fundamentalmente,
  creemos que en épocas de buitres económicos y halcones de la guerra, necesitamos
  más palomas de la paz para construir un mundo más seguro, necesitamos más
  respeto al derecho internacional, necesitamos más igualdad de tratamiento
  entre los que estamos aquí sentados. 
Porque también escuché por parte de
  un mandatario hoy por la mañana, hablar del uso de la fuerza para atentar
  contra la integridad territorial o para no respetar la integridad territorial
  de un país. Aquí también la República Argentina es leading case, porque
  también tenemos pendientes de hace más de cien años con el Reino Unido el
  reclamo de soberanía y el reclamo de esta Asamblea para que se siente el
  Reino Unido con Argentina a discutir la cuestión soberana de Malvinas. Allí
  nadie se preocupa, allí no hay ningún veto del Consejo de Seguridad. 
Porque lo que
  pasa es que la Argentina no forma parte del Consejo de Seguridad ni de la
  naciones que deciden en el mundo. Y mientras esto suceda, mientras valga más
  el voto de los cinco permanentes que estén sentados en el Consejo de
  Seguridad, que el voto de la Costa de Marfil o de Ghana o de Kenia o de
  Egipto o de Uganda o de Argentina o de Bahréin o de Emiratos Árabes, nada se
  va a solucionar. Solamente serán discursos que daremos acá todos los años sin
  que arribemos a ninguna solución. (APLAUSOS) 
Debemos
  luchar, esta Asamblea debe retomar los poderes que ha delegado, poderes que
  ha delegado en un Consejo que luego casi parece una paradoja, la Asamblea
  tiene que pedirle permiso al Consejo para ver qué es lo que decide o si entra
  algún miembro. Cuando debemos rescatar que esta Asamblea, la soberana, la de
  Naciones Unidas, donde cada uno de nosotros valemos un voto, la verdadera
  democracia global. 
Cuando esta
  democracia global se cumpla a rajatabla, no digo que se va a solucionar
  absolutamente todo, pero creo que va a haber principios de solución. 
Yo no soy ni
  pesimista ni optimista, quiero ser realista. En todo caso, entre el pesimismo
  y el optimismo, elijo siempre el optimismo, pero con realismo, porque el
  optimismo sin realismo, o es ingenuidad o es cinismo. Y no quiero ser ingenua
  ni cínica frente a todos ustedes. 
Quiero
  decirles realmente lo que pensamos desde mi país, desde ese lugar que viene
  reclamando desde hace mucho tiempo la reforma de organismos de seguridad, la
  reforma del Fondo Monetario Internacional. 
Fíjense
  ustedes, en el año 2003, parecía casi imprescindible reformar el Fondo
  Monetario Internacional. Hoy ya casi nadie se acuerda de pedir la reforma del
  Fondo Monetario Internacional porque ha perdido protagonismo en todas las
  decisiones. Es más, el propio Fondo Monetario Internacional y su titular y
  otra extitular como Anne Kruger, están pidiendo también una regulación en la
  forma de reestructurar las deudas soberanas. Porque mientras no haya un
  tratado internacional aprobado por esta Asamblea, por más cláusulas que
  impongan las reestructuraciones, nunca faltará algún juez como Griesa, en
  algún lugar del mundo que diga que eso no vale nada y quiera aplicarle a un
  pobre país tasas usurarias para desangrarlo. 
Es eso lo que
  está pasando, porque en definitiva, me parece que lo que se quiere tirar
  abajo, es la reestructuración de la deuda soberana que con tanto trabajo
  hemos realizado el pueblo argentino. 
Yo quiero
  también, porque antes de venir aquí estuve en Roma entrevistándome con otro
  compatriota que hoy ocupa un lugar de fuerte liderazgo, no solamente
  religioso, sino también moral y de ejemplo, y quiero traer fundamentalmente
  el mensaje de paz, de construcción de la paz. 
Si queremos
  realmente combatir el terrorismo, trabajemos por la paz; no se combate el
  terrorismo haciendo sonar los tambores de la guerra. Al contrario, es lo que
  quieren precisamente, una reacción simétrica para que entonces…a comenzar la
  rueda, siempre haya un crédito de sangre que reclamar. 
Por eso creo
  que es importante que reaccionemos profundamente acerca de estas cuestiones.
  Y traerles, por sobre todas las cosas, la certeza de que si esta Asamblea, si
  estas Naciones Unidas recupera su liderazgo, si esta Asamblea recupera su
  mandato ante la inobservancia por parte de muchísimos países de los derechos
  internacionales que sí le aplican a otros pero que no reconocen para ser
  aplicados a ellos mismos, estoy segura que habremos contribuido fuertemente
  en la construcción de la paz, en la lucha contra el terrorismo en la cual
  nadie va a estar ausente pero, fundamentalmente, en dejarles a nuestros hijos
  un mundo mucho mejor del que hoy tenemos. 
Porque y para
  finalizar, quiero recordar que el año pasado, los problemas eran otros, el
  año pasado se hablaba de otros problemas y de otros peligros en materia de
  seguridad. 
Hoy han
  cambiado, los que ayer eran malos, hoy no parecen tan malos; los que ayer
  tenían que ser invadidos y arrasados, hoy parece ser que están colaborando
  para el ISIS desaparezca. 
Y mañana,
  primero fue Al Qaeda, y pregunto yo Al Qaeda y los talibanes, dónde
  aparecieron, de dónde sacan las armas, de dónde sacan los recursos. Mi país
  no produce armas, quiénes son los que les venden las armas. 
Luego
  aparecieron los que iban a ser la Primavera Árabe y que finalmente resultaron
  no ser tan primavera, sino más bien algo de otoño y casi un invierto, en el
  cual pasaron de luchadores por la libertad también a personas que, bueno, que
  merecían ser perseguidas y encarceladas. 
Ahora es el
  ISIS, este nuevo engendro que ha aparecido terrorista degollando gente por
  televisión en verdaderas puestas en escena que uno se pregunta cómo, desde
  dónde, porque permítanme, me he tornado absolutamente desconfiada de todo
  después de ver todas las cosas que han pasado. Y que las cosas que pasan por
  televisión en las series que tanto nos entretienen y nos divierten, son
  pequeñas ficciones al lado de la realidad que tenemos que vivir hoy como
  mundo. 
Por eso, es
  bueno que nos preguntemos cómo va in crescendo esto y cómo van surgiendo cada
  vez más y mayores problemas, que le hacen decir al Papa que estamos viviendo
  prácticamente una tercera guerra. 
Es cierto,
  una tercera guerra que ya no es de las guerras convencionales que vivimos en
  el siglo XX, sino que son guerras focales en donde realmente las únicas
  víctimas terminan siendo las poblaciones civiles. 
Por eso,
  dentro de unos instantes, en el Consejo de Seguridad en el cual temporalmente
  formamos parte, queremos plantear algunas de estas cosas, algunos
  interrogantes. No tenemos certezas, no tenemos verdades absolutas, pero
  tenemos muchos interrogantes y queremos preguntárselos a aquellos que poseen
  mucha más información que nosotros, muchos más datos que nosotros, que
  cuentan con redes de información mucho más profundas que mi país. 
No sea cosa
  de que de tanta información, de tantos datos se tenga mucha información pero
  realmente se sepa mucho, pero realmente se comprenda poco de lo que pasa.
  Porque hay que comprender lo que está pasando para poder encarar una
  resolución definitiva. 
Agradezco
  profundamente una vez más la voluntad política de los países, de los 124
  países que acompañaron la Resolución 68/304. Sé, como todos lo saben, de que
  hubo presiones también para que no tuviéramos ese número o para que no
  hubiera votación, pero creo que el ejercicio del multilateralismo práctico,
  efectivo y democrático de esa Resolución, demuestra que no todo está perdido.
  Por el contrario, está en las manos de cada uno de nosotros, de cada uno de
  nuestros países abordar la solución real y efectiva de los problemas que hoy
  tiene el mundo. 
Muchas
  gracias y muy buenas tardes a todos y a todas. (APLAUSOS)                
       
 | 
 |
miércoles, 24 de septiembre de 2014
DISCURSO DE LA PRESIDENTA EN LA 69º ASAMBLEA GENERAL. 24.09.2014.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario