LONDRES.-
El milagro de la economía británica tiene dos caras que pueden intuirse
con sólo dar un paseo a orillas del Támesis. Las grúas que levantan
decenas de torres gigantescas impactan a la vista cerca de la city,
mezcladas entre rascacielos futuristas ya inaugurados, como The Shard
(la astilla), una pirámide de cristal de 310 metros que el poder
británico presenta como un emblema de la recuperación económica después
del cataclismo de 2008.
Pero basta salirse unos pasos del circuito
turístico para descubrir realidades menos luminosas. Al sur del río,
frente al Palacio de Westminster, una pequeña iglesia metodista acoge
uno de los 850 bancos de alimentos abiertos en el último lustro en Gran
Bretaña para atender la creciente demanda de familias desamparadas.
La austeridad y sus paradojas acaparan la atención de la campaña electoral con miras a las elecciones generales del 7 de mayo. El primer ministro conservador David Cameron
exhibe como un trofeo los resultados de cinco años de severos recortes
del gasto: la economía británica es la que más crece en Europa (2,5% en
2014), sin inflación y con el desempleo en un mínimo de 5,6%. Su rival laborista, Ed Miliband,
resalta estadísticas más crudas, vinculadas a la caída de los niveles
de ingreso (5,1% menos que en 2007), el "desmantelamiento" de la sanidad
pública, el alza de la pobreza y un alarmante déficit habitacional.
Pero
así como Cameron se vio obligado a prometer medidas sociales para
suavizar el ajuste, Miliband se esfuerza en garantizar "presupuestos
equilibrados" que no comprometan la recuperación económica, sino que la
hagan "menos desigual".
Gane quien gane, los británicos se
preparan para recibir otra dosis de austeridad, odiada en gran medida;
efectiva y tranquilizadora en otra.
"Los votantes de todos los
colores asimilaron como una verdad la idea de que necesitamos achicar el
gasto. Quizá por eso no existe en Gran Bretaña un partido
antiausteridad -como Podemos, en España, o Syriza, en Grecia-. Existe
una mirada extendida de que los problemas del pasado responden a que
gastamos demasiado", señala el investigador sociopolítico Joe Twyman, de
la consultora YouGov.
Cameron juega esa ficha en la campaña.
"Queremos más deuda, más impuestos y más gasto descontrolado o queremos
cuidar esta recuperación que tanto nos ha costado", es una de sus frases
de cabecera.
Miliband contraataca con la denuncia de que los
conservadores sólo buscan beneficiar a los ricos. Vende responsabilidad
fiscal y al mismo tiempo un reparto justo de la riqueza: prometió
terminar con un régimen impositivo que favorece a los supermillonarios,
aumentar las tasas a las mansiones, subir el salario mínimo y terminar
con los contratos de "cero horas". Esos instrumentos de la flexibilidad
laboral son un símbolo de la época. La reducción del desempleo en Gran
Bretaña viene acompañada de normas que permiten a una empresa contratar
personal y darle trabajo sólo cuando lo necesite. Aunque sean
literalmente "cero horas" al mes.
Para los jóvenes puede ser la
única vía de entrar al mercado, pero resulta insuficiente para acceder a
la vivienda y a servicios básicos. Además, los recortes menguaron los
beneficios sociales que son el pilar del Estado de bienestar británico
desde la Segunda Guerra Mundial. "Estoy contratada en una empresa para
limpiar, pero hace una semana que no me llaman", cuenta Anna Stewart,
una chica de 24 años que hace la cola en el banco de alimentos frente a
Westminster. Lleva un carro de compras y la acompaña su hija Jude.
Dentro de la iglesia le darán una caja con comida no perecedera para
tres días. Ella debe entregar un cupón firmado por un asistente social
que corroboró sus dificultades para alimentar a su familia.
"En
2014 atendimos a 913.000 personas, cuando en 2011 sólo eran 61.500",
dice Alison Inglis, vocera de Trussell Trust, una fundación que
administra más de 400 bancos de comida alrededor del país. "El
incremento ha sido espectacular en los últimos años."
La pobreza y
la pérdida de poder adquisitivo inflaman el discurso populista del
Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP, por sus siglas en
inglés). Pero su retórica no culpa a las medidas de austeridad, sino a
la inmigración masiva de europeos del Este. Más de un millón de rumanos,
polacos, letones, búlgaros y estonios llegaron a Gran Bretaña desde que
la Unión Europea (UE) se amplió hacia los ex países soviéticos, en
2004. Ellos se quedaron con un tercio del empleo creado en los años de
Cameron. UKIP los acusa de la devaluación salarial y el déficit de
vivienda.
El mensaje de la "antiausteridad" sólo se oye firme en
los Verdes y en el Partido Nacional Escocés (SNP), que podría ser
decisivo para la formación de un gobierno laborista. "Lo que hay que
entender es que los recortes en Gran Bretaña han sido relativamente
cuidadosos desde el punto de vista político", señala el profesor de
economía Paul Johnson, del Instituto de Estudios Fiscales.
Cameron
bajó el déficit que heredó de los laboristas en 2010 de 9% a 5,4% del
PBI. Se propone dejar el poder en 2020 con superávit. Johnson añade que
avanzar en esa senda sí conducirá a recortes mucho más dolorosos que
pueden desatar el descontento social. El primer ministro endulza a los
electores con la promesa de "financiación ilimitada" para el sistema
nacional de salud y con un programa de "viviendas para todos" con
créditos subsidiados. Los laboristas lo acusan de no explicar cómo hará
entonces para evitar otro brutal tijeretazo al gasto.
Ventaja muy justa de los conservadores
35% Partido Conservador Según
una encuesta divulgada por el diario The Guardian, los conservadores
del premier David Cameron aventajan por tres puntos a los laboristas 32% Partido Laborista
El
candidato de los laboristas, Ed Miliband, lograría para su grupo 270
bancas en el Parlamento, sólo cuatro menos que los conservadores 13% UKIP
El
partido eurófobo, que surgió al calor de la crisis en los últimos años,
crece dos puntos respecto del último sondeo y consolida su avance 9% Liberales Demócratas
Los liberales demócratas, actuales socios del gobierno de Cameron, obtendrían la mitad de apoyo que en 2010.
LONDRES.-
La historia podría haber sido robada de una película. Un intelectual
marxista, Ralph Miliband, escapa de los nazis en Bélgica en los años 40 y
hace de Londres su nuevo hogar. Allí conoce a una reconocida activista
de izquierda, Marion Kozak, con quien tiene dos hijos: David y Edward.
La casa Miliband se convierte rápidamente en un centro de debate
político, donde los niños crecen entre discusiones sobre el futuro de
Europa y del mundo.
Como no podría haber sido de otra forma, el
mayor, David, se muda a la ciudad de Oxford para estudiar Filosofía,
Política y Economía en la prestigiosa universidad local. Cuatro años más
tarde, el menor, Edward, le sigue los pasos, y completa su educación en
la London School of Economics.
Poco tiempo después, los hermanos
entran en el Partido Laborista e inician sendas carreras aceleradas, que
los llevan a pelear por el asiento más codiciado: el liderazgo del
partido, una de las fuerzas políticas más importantes del Reino Unido.
Y, de ahí, a la posibilidad de competir por el cargo político más alto
del país, el de primer ministro, que se disputará en las elecciones de
dentro de diez días.
La disputa por el liderazgo del laborismo
entre los dos hermanos, en septiembre de 2010, catalogada por los
comentaristas locales como la rivalidad entre Caín y Abel, le dio un
sabor exótico a una arena política desacostumbrada a los escándalos. El
público local se fascinó con la disputa. El momento era clave para el
Partido Laborista: acababan de perder la mayoría parlamentaria tras 10
años en el gobierno ante los conservadores (con David Cameron a la
cabeza) y necesitaban un líder fuerte para recuperarse, rápido.
De
un lado, David, el mayor de los hermanos. Ex ministro de Asuntos
Exteriores, discípulo de Tony Blair, carismático, rápido, bueno ante las
cámaras. Del otro, Edward, cuatro años menor, raro, tímido, con menor
presencia, aunque con experiencia parlamentaria y como miembro del
gabinete desde 2005, definitivamente a la izquierda del espectro
laborista.
En su campaña por el liderazgo del partido, fue un duro
crítico de las políticas de Blair, principalmente en relación con el
apoyo a la invasión de Irak y lo que llamó la falta de acciones
concretas para abordar la crisis de desigualdad en el país.
La
pelea fue brutal y el resultado, tan cercano que parecía irreal. Pero
Edward ganó. Las imágenes de televisión del momento muestran a los
hermanos casi en estado de shock, sellando la escena en un abrazo.
Edward dando un discurso, diciendo que quería mucho a su hermano (aunque
David inmediatamente renunció a su banca de diputado y se mudó a Nueva
York; las malas lenguas dicen que apenas se hablan). El líder laborista
más joven de la historia demostraba que tenía las agallas para darle
pelea a quien fuera con tal de conseguir lo que quería.
El candidato
Casi
cinco años después de todo aquello, el británico, de 45 años y con dos
hijos, está a pocos días de ser potencialmente el nuevo primer ministro
del Reino Unido, en una disputa con los conservadores que se juega voto a
voto, según todas las encuestas. En el sistema parlamentario británico,
los votantes eligen a sus representantes locales y el partido que logra
la mayoría elige a su primer ministro, o debe negociar si nadie la
alcanza.
Mucho camino recorrió Miliband desde que pasó de ser un
joven asistente apenas salido de la universidad a diputado y luego
miembro del gabinete del entonces primer ministro Gordon Brown.
Aunque
la enorme transformación del escenario político en los últimos cinco
años de gobierno conservador -marcados por una devastadora crisis
económica, varios escándalos de corrupción y el surgimiento de nuevas
fuerzas políticas nacionalistas- significa que nadie puede predecir
quién va a tomar el comando de estas islas en los próximos años.
Y
mientras los candidatos ocupan cada segundo de sus días (llueva, truene
o surja una "ola de calor" de 25 grados) recorriendo el país, besando
bebés y prometiendo cosas imposibles, los analistas aseguran que la
pelea entre las principales fuerzas está tan cerca que es imposible de
predecir.
Para muchos, Edward Miliband es el "antipolítico". Lo
describen como un "buen chico", fan de las matemáticas y, extrañamente
para un británico, de los Red Sox de Boston (donde fue a la escuela un
tiempo mientras su padre daba clases en la universidad). Lo ven como un
político poco pulido, que no se muestra como un experto frente a las
cámaras, con mala suerte a la hora de las fotos y una voz extraña. El
objeto perfecto para los caricaturistas. Es conocido por nunca haber
protagonizado un escándalo de corrupción, aunque tal vez eso sea lo que
resulte atractivo al electorado.
Su propuesta política se
estaciona a la izquierda del espectro laborista. Se describe a sí mismo
como socialista y entre sus causas de preferencia están la distribución
equitativa del ingreso, con propuestas para aumentar los impuestos a los
más ricos, y el cuidado del medio ambiente. Y, en un giro que inquieta a
no pocos, ha hecho saber que no se alineará automáticamente con los
Estados Unidos, a pesar de su admiración declarada por Obama.
Es
un fuerte crítico de los años de Tony Blair, principalmente de sus
políticas económicas y de la participación del Reino Unido en la
invasión de Irak. También tuvo duras palabras contra los liberales
demócratas, a quienes definió como "traidores" por haber entrado en una
coalición con los conservadores por un espacio de poder en 2010. En su
discurso habla de justicia social y "salario para vivir" en vez de
"salario mínimo".
Las palabras son tentadoras, pero no todos
compran sus promesas. Quienes se sientan a su izquierda insisten en que
tiene el discurso correcto, pero dudan de que, una vez en el poder,
tenga las agallas y el apoyo necesario para llevar sus palabras a la
práctica. Desde la derecha, insisten en llamarlo el enemigo de los
grandes negocios que hacen que este país funcione (hasta lo han apodado
"Ed el Rojo"). Todos se burlan de su voz nasal y su escaso carisma
frente a las cámaras. Hablan de su falta de presencia y diplomacia para
negociar en nombre del país en foros internacionales.
Miliband
responde a las críticas sin dudar. Según el diario local The Guardian,
en un discurso el año pasado, dijo: "Si quieren un político que sea un
actor, ese no soy yo. Si lo que quieren es un político que piensa que
una buena foto es lo más importante, entonces no me voten. Porque no
creo en eso. Pienso que lo que la gente quiere es alguien que crea que
la política se trata de algo más que de salir bien en una foto".
Lo
cierto es que el Partido Laborista sabe que necesita recuperar terreno,
particularmente si quiere competir con las propuestas antiinmigratorias
y nacionalistas que están atrayendo a un cada vez mayor porcentaje de
los británicos. La pregunta es si Edward Miliband los ayudará a
lograrlo. ß.
Diario "La Capital". Rosario, Miércoles, 22 de abril de 2015
Denuncian a las petroleras que exploran en Malvinas
El titular de la
Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac),
Carlos Gonella, radicó ayer una denuncia ante el Juzgado Federal de Río
Grande contra cinco empresas europeas...
El titular de la Procuraduría de Criminalidad
Económica y Lavado de Activos (Procelac), Carlos Gonella, radicó ayer
una denuncia ante el Juzgado Federal de Río Grande contra cinco empresas
europeas, por la explotación hidrocarburos en las Islas Malvinas.
Se trata de una presentación junto al fiscal federal
de Río Grande, Marcelo Rapoport y el fiscal general coordinador de
Distrito Tierra del Fuego, Adrián Jorge García Lois, se informó.
Las firmas involucradas en la denuncia son Falkland
Oil and Gas Limited, Edison International SPA, Noble Energy Inc.,
Premier Oil plc y Rockhopper Exploration plc.
Los funcionarios judiciales fueron recibidos por la
jueza Mariel Borruto, subrogante del juzgado de la ciudad fueguina y,
según manifestó Rapoport, lo hizo "muy amablemente y mostró estar muy
interiorizada en el tema".
Gonella, por su parte, recordó que "la denuncia que
efectuó la Cancillería días atrás en la Procuración General, expone un
marco en el cual empresas extranjeras, mayormente europeas, están
desarrollando actividades de exploración con fines de explotación de
hidrocarburos, en infracción a tratados internacionales como la
Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Mar, a la
legislación nacional y a la reciente ley de hicrocarburos sancionada en
diciembre de 2013, que regula un par de figuras delictivas".
Asimismo, explicó el titular de la Procelac que
"cualquier persona física o jurídica, cualquier estado que desee
realizar actividades de esta naturaleza en nuestro territorio, tiene que
contar con la autorización de las autoridades estatales".
Las empresas son de nacionalidad británica, italiana, noruega y estadounidense.
Diario "La Capital". Rosario, Sábado, 11 de abril de 2015 01:00
El gobierno amplifica su "rechazo absoluto" al espionaje británico en el país
El canciller Héctor Timerman condenará la intromisión
extranjera durante la Cumbre de las Américas. Advierten que Argentina no
representa una amenaza bélica en las islas.
“Es inconcebible que las potencias mundiales estén espiando”, se quejó el canciller Timerman.
El gobierno ratificará en la VII Cumbre de las
Américas, que comenzará hoy en Panamá, su "rechazo total y absoluto a la
injerencia de potencias extranjeras en los asuntos internos de los
países", en referencia al espionaje británico en la Argentina. Y volvió a
criticar el aumento del gasto militar en las islas Malvinas.
"Evidentemente, Gran Bretaña no está presente en la
cumbre, pero sí seguramente vamos a hablar en el discurso de la no
aceptación y el rechazo total y absoluto a la injerencia de las
potencias extranjeras en los asuntos internos de nuestros países",
sostuvo ayer el canciller Héctor Timerman.
En ese sentido, tildó de "inaceptable desde todo
punto de vista" el espionaje británico en la Argentina y resaltó que
"toda América latina y el Caribe están unidos porque no se puede aceptar
que países más poderosos, considerados potencias, invadan ilegalmente
las comunicaciones".
Timerman afirmó que "es inconcebible" que las
potencias "estén espiando" y que "no se corresponde con el mundo al que
ellos públicamente dicen que aspiran a vivir, el mundo republicano, de
respeto y en el que los derechos humanos sean un baluarte". Y agregó:
"Hacen todo lo contrario".
Por su parte, la embajadora argentina ante el Reino
Unido, Alicia Castro, criticó con dureza la convocatoria que recibió el
miércoles pasado por parte del Foreign Office, en rigor, el Ministerio
de Relaciones Exteriores británico (ver aparte).
"No se puede creer que nos recriminen como si
fuéramos todavía una colonia", enfatizó Castro, a la vez que contó su
reacción al asistir a la reunión con los integrantes de la Cancillería
británica: "Al funcionario le pregunté si esto era humor británico o una
paradoja política".
Paralelamente, el jefe del gabinete nacional, Aníbal
Fernández, expresó que la inversión militar de Gran Bretaña en las islas
Malvinas "es una demostración acabada de la pésima gestión política que
tiene su primer ministro (David Cameron)". Y contextuó la consideración
en los "severos problemas en (el sector de la) salud" del país europeo.
"Si un ciudadano que no tiene seguridad social
adecuada debe ir a un médico particular, la sola consulta le cuesta 250
libras esterlinas, alrededor de 400 dólares. O sea que el que no tiene
obra social está frito en Gran Bretaña. Por eso la inversión de 150
millones de libras esterlinas en las islas Malvinas es una demostración
de pésima gestión", señaló.
El jefe de ministros señaló que la decisión de
Cameron "es un manotazo de ahogado de nacionalismo berreta, de mala
factura, que pretende que los ingleses se golpeen el pecho porque los
protegen".
Al respecto, Fernández dijo que "reabastecer a 1.500
soldados en un lugar con una población de 2 mil habitantes es un
despropósito, un sinsentido".
"Quieren hacerles creer a los ingleses que invierten
tanto porque están amenazados por los argentinos. Es una ridiculez. ¿Con
qué los vamos a amenazar, con cebitas, con Chasquibum (pirotecnia
inofensiva)?", bromeó.
Luego agregó que "no está en la cabeza del hombre y
mujer común de la Argentina, que jamás había pensado en la guerra, como
lo hizo un gobierno de facto".
Valoraciones. Fernández también
restó importancia a la convocatoria de Castro para referirse a lo dicho
en el país sobre el tema (consideró que la diplomática "fue citada por
un funcionario de segunda línea del Foreing Office") y, en cambio,
destacó el reclamo frente a información acerca de espionaje inglés a
políticos y militares argentinos.
"Tenemos una cuestión más contundente para que
expliquen: como explotar petróleo en un territorio que nos pertenece o
el tema del espionaje, que no me sorprendió", sostuvo.
En tanto, el secretario de Asuntos Relativos a las
Islas Malvinas, Daniel Filmus, justificó la denuncia que realizó contra
las petroleras que actúan en acuerdo con Gran Bretaña en el archipiélago
austral y aseguró que esa región "es tan Argentina como el Obelisco".
"No se llevarán la riqueza de los 40 millones de
argentinos, y para eso está la legislación nacional e internacional.
Aplicaremos todo el peso de la ley", concluyó el ex senador.
Tres
producciones inspiradas en la guerra por las Malvinas integran por
estos días -en los que acaban de conmemorarse 33 años del conflicto- la
cartelera teatral de salas alternativas. Son tres miradas diferentes que
hacen hincapié, no ya en la gesta histórica propiamente dicha, sino en
el mundo de los soldados que participaron de ella y el de sus
familiares. Los títulos de esos espectáculos no hacen alusión directa al
tema: 1982 obertura solemne, de Lisandro Fiks; Los hombres vuelven al
monte, de Fabián Díaz, e Isla flotante, de Patricio Abadi.
Dos de
los creadores eran pequeños en tiempos de la guerra. Fiks tenía diez
años; Abadi, apenas uno, y Díaz nació un año después, en 1983, y es hijo
de un soldado que regresó a su provincia, Chaco, cuando finalizó la
guerra.
Cada uno observa el tema desde diferentes aristas, pero
convencidos de que es necesario rescatarlo y de manera muy cuidadosa,
con sumo respeto y tratando de provocar en el espectador una reflexión
que ayude a comprender algo de nuestra historia como país.
En Isla
flotante, Abadi recupera la vida de Ramón, la noche antes a su viaje al
Sur. Su madre, una señora ya mayor, decide preparar una cena y, por uno
u otro motivo, los invitados no pueden asistir a despedirlo. El padre
del joven ha muerto y esa reunión, entre madre e hijo, adquiere un valor
especial. Ellos encarnados por Jimena Kroucco, Nicolás Mizrahi y Alicia
Palmes.
"El 24 de marzo, en la celebración de la democracia
-explica Abadi-, tuve la percepción de que esos años aún son muy
recientes. Demasiado cercanos para verlos en perspectiva. Hay una herida
abierta. Esos muchachos fueron a combatir, con una dignidad y un coraje
superlativos. A mi modo de ver, merecen un enorme respeto de parte de
la sociedad. Son los héroes más inmediatos que tenemos. El teatro se
arroga ese magnífico derecho a poetizar, de no tener responsabilidad
mimética con la realidad. Pero aún así, nosotros fuimos conscientes de
que si bien nuestra actividad es la ficción, debíamos ser honestos,
afectuosos y comprometidos con el tema."
1982, obertura solemne
juega con ciertas contradicciones ideológicas que se produjeron en su
momento y que aún se mantienen casi intactas en algunos sectores de
nuestra sociedad. La trama gira en torno a un compositor que está
creando una sinfonía, homenaje a las Malvinas, emulando la obra que
Tchaikovski le dedicó al triunfo ruso sobre el ejército de Napoleón. Su
cuñado llega a cenar y hace pasar al taxista que lo trae a la casa, un
ex combatiente, que analiza favorablemente la acción del gobierno
militar. La novia del músico, una militante de izquierda, se cruzará en
una discusión con el hombre, y la noche tendrá un desenlace inesperado.
"El
teatro es un reflejo directo de la sociedad -comenta Lisandro Fiks-.
Creo que el gran problema es este revoltijo que confunde delincuentes
con militares. No es un tema fácil de tratar, teniendo en cuenta que,
por un lado, tenemos la tan cercana historia del golpe de Estado de
1976, sangriento y corrupto, que, entre otras atrocidades, utilizó a su
gusto e interés la guerra por las Malvinas, y, por otro lado, tenemos a
los héroes, los soldados, que fueron para recuperar, nada mas ni nada
menos que las islas Malvinas." La pieza continúa en Buenos Aires hasta
el 9 de mayo, antes de partir de gira por España y regresar a mediados
de junio. "Creo que uno de los motivos de que el tema se trate en tan
pocas ocasiones, es la gran dificultad que tenemos como sociedad para
separar a la guerra del golpe. Esta mezcla metió a todos en una misma
bolsa e hizo que algunos militares y todos los colimbas sufran, durante
años, la indiferencia de un país entero, por haber participado de una
acción como fue esa guerra durante un ilegal gobierno militar, comandado
por delincuentes. Si como sociedad logramos reflexionar sobre esta
situación, creo y espero que podamos hablar mucho en forma más fluida y
frecuente de las Malvinas", agrega Fiks sobre su obra, que protagoniza
junto con Romina Fernandes, Darío Dukah y Christian Álvarez.
Un tema desplazado
El
autor y director Fabián Díaz carga en su cuerpo esta dolorosa historia.
"Soy hijo de un ex combatiente -dice-, mi papá estuvo en ese suelo
helado y estoy convencido de que algo de él quedó allá. Malvinas fue una
sombra constante para mí. Insoportable a veces, amarga y silenciosa la
mayoría del tiempo."
Quizá por eso en Los hombres vuelven al monte
busca reconstruir dos historias: la de un hijo que se instala en un
monte buscando a su padre que ha desaparecido y la de un héroe de
Malvinas que se convierte en un bandido rural. Un solo personaje va
alimentando este mundo doloroso.
Para Díaz, Malvinas es una
tragedia deforme y asegura que es la manifestación de un país que estaba
completamente agujereado. "Hubo silencio y lo que podía haber: actos
conmemorativos, una «Marcha de las Malvinas» que añora «la perdida perla
austral». Hubo manuales, clases de historia, periodismo y política en
torno a esa guerra. Hubo una mirada entristecida, pobre y esquiva sobre
el tema y sobre esos hombres que habían sido fragmentados. El discurso
poético tarda en llegar, en configurarse, en desentrañar dramáticamente
la problemática de las Malvinas y creo que es así porque fue obturado
sistemáticamente, desplazado, olvidado. No era moda, no era rentable, no
era europeo, mucho menos glamoroso. Es un tema áspero, capaz de
incendiar el cuerpo. Y creo que para meterse en él hay que estar
dispuesto a incendiarse uno mismo, hay que poder admitir que no hay en
el tema sino un cadáver que cargamos. Malvinas es el último territorio
sobre el que el delirio del poder arrojó y torturó cuerpos", reflexiona
sobre este unipersonal que encarna Iván Moschner.
En marzo del año
pasado, otra pieza rescató la cuestión Malvinas, Ningún cielo más
querido, de Carlos Aníbal Balmaceda, que, con la dirección de Rodrigo
Cárdenas, se presentó en la sala El Ópalo y que hace un par de semanas
se volvió a presentar en el Centro Cultural Haroldo Conti. La trama
tiene mucho de delirante: cuatro ingleses y un escocés que viven en las
islas están como detenidos en el tiempo. Son marxistas y se vienen
juntando, desde 1968, con la intención de hacer una revolución
socialista en las islas. La invasión argentina a la región, el 2 de
abril de 1982, les resulta el momento ideal para concretar su sueño.
Pero un soldado tucumano es quien los enfrentará con la realidad. "Es
muy gracioso porque los tipos tienen muy mala información -explicaba
entonces Cárdenas a LA NACIÓN-. Piensan que Allende todavía gobierna
Chile, que el «Che» anda por Bolivia peleando, que Perón sigue siendo el
presidente de la Argentina. Lo que aparece en la obra es ese gran
desconcierto que viven estos hombres, pero eso, también, te lleva a
recordar la profunda confusión que se vivió en este país cuando se
produjo el ataque argentino. Lo voy a expresar en términos medio
futboleros: vos no sabías si querías que ganaran los ingleses o los
argentinos porque, en verdad, si el triunfo era de este lado, corríamos
el riesgo de que la dictadura se perpetuara en el poder."
La
guerra por las Malvinas, un tema que parecía no interesar a los
creadores teatrales argentinos, salvo algunas excepciones -en 2012 el
autor y director Julio Cardozo montó en el Teatro Nacional Cervantes un
interesante alegato titulado Islas de la memoria-, se activa con fuerza
este año en el que, además, el Instituto Nacional del Teatro acaba de
publicar los textos ganadores del Concurso de Dramaturgia que, sobre las
Malvinas, realizó en 2012 y que incluye obras de Mariano Saba, Carlos
Balmaceda, Fabián Díaz y Andrés Binetti.
Las propuestas en cartel
Los hombres vuelven al monte
En Apacheta, Pasco 623. Viernes, a las 21.30. 1982, obertura solemne
En El Ópalo, Junín 380. Sábados, a las 23 (hasta el 9 de mayo, luego reestrenará a mediados de junio). Isla flotante
En Onírico, Fitz Roy 1846. Sábados, a las 21..
CLACTON-ON-SEA,
Inglaterra.- Robert Hickman emerge de la niebla como una visión
fantasmagórica, cargando la caja de herramientas por las veredas
inconclusas, cubiertas de lodo, del barrio de Jaiwick. "Antes vivía en Londres,
sabes, hasta que llegaron los polacos y los búlgaros a sacarnos los
trabajos", cuenta, mientras guarda sus cosas en un Rover gris de los
años 90.
De día se gana la vida como plomero en este suburbio de
privaciones en el condado de Essex; por las tardes se dedica a un nuevo
hobby: la militancia. Carga en el auto una pila de folletos del Partido
de la Independencia del Reino Unido (UKIP, por sus siglas en inglés),
que le toca repartir puerta a puerta unas horas más tarde.
Hickman,
de 48 años, es un converso de la política: votante durante años del
laborismo, descubrió en el mensaje descarnado de UKIP una razón para
creer. "Los grandes partidos nos abandonaron."
El hombre no está
solo. En Clacton-on-Sea se levanta un bastión del nacionalismo inglés
antieuropeísta que promueve UKIP. Aquí consiguió el partido su primer
representante en Westminster hace siete meses: Douglas Carswell, un
conservador que se hartó de la "mano blanda" del primer ministro David
Cameron con la inmigración masiva.
Pocos dudan de que Carswell
retendrá su banca en las elecciones del 7 de mayo, aunque el auge de
UKIP parece en baja después de su impactante triunfo en los comicios
para el Parlamento Europeo de 2014. Las encuestas nacionales le otorgan
un promedio de intención de voto en todo el Estado del 14% y una cosecha
módica de cuatro o cinco escaños.
"Yo defiendo que la única
política progresista que puede adoptar el Reino Unido es dejar la Unión
Europea (UE). No es una cuestión de izquierdas o derechas, sino de
entender el daño al que se está sometiendo a nuestra sociedad", sostiene
Carswell, en el local de UKIP frente a la estación de tren de Clacton.
Atiende en un escritorio de fórmica pegado a una vidriera que da a la
calle. "Se trata de que Gran Bretaña vuelva a ser una democracia con
autogobierno y no una sucursal que acata órdenes dictadas en Bruselas o
en Berlín."
Es habitual ver por ahí a Nigel Farage, el líder
nacional de UKIP. Su prédica antieuropea resultó un empuje decisivo para
que el primer ministro conservador David Cameron anunciara su intención
de convocar a un referéndum en 2017 en el que los británicos decidan si
quieren irse de la UE.
En Clacton parece cantado qué pasaría si
esa votación llegara a ocurrir. "Nigel es el único que dice la verdad
aunque duela", comenta Mary Johnson-Mayer, una desempleada que pasa la
tarde en un bar que mira al mar, cerca del muelle principal. Celebra
incluso la frase más polémica de Farage durante el primer debate
televisado de líderes políticos: cuando dijo que Gran Bretaña debía
echar a los extranjeros enfermos de sida que se aprovechan de los
remedios gratis que distribuye la sanidad pública.
Clacton es una
ciudad de 60.000 habitantes, 140 kilómetros al este de Londres, que
guarda un poco del esplendor que alguna tuvo como balneario de la clase
obrera. Pero en sus márgenes se ubican suburbios como Jaiwick, donde se
registran los peores índices británicos de pobreza, desempleo y
seguridad.
"Es un terreno fértil para el mensaje de la
antipolítica. UKIP apunta al votante de clase obrera desfavorecido, con
bajo nivel educativo, de escasos recursos y que se siente excluido por
el establishment", dice el politólogo Matthew Goodwin, coautor de un libro sobre el partido de Farage, titulado Revuelta en la derecha.
Como
en gran parte del este de Inglaterra cundió aquí la estrategia de
reducir el debate europeo al problema de la inmigración y a la necesidad
de "recuperar el control de las fronteras".
En 2004 se unieron a
la UE ocho ex países soviéticos, una movida impulsada durante años por
los gobiernos británicos. Gracias a la libertad de movimiento de los
ciudadanos comunitarios, desde entonces se instalaron en el Reino Unido
más de un millón de personas provenientes de esas nacionalidades.
Fue
un cambio social fenomenal, jamás previsto por Londres, que influyó en
el mercado laboral (sobre todo con una devaluación salarial notable),
presionó el venerado sistema de salud pública británica y agravó el
problema de la falta de viviendas. La crisis económica que estalló en
2008 hizo el resto.
"Esta gente llega a nuestro país, los dejamos
entrar y sin siquiera hablar inglés consiguen trabajos, ponen sus
locales, instalan su propia sociedad", se queja Laurence Burns,
mecánico, en la puerta de su casa de Jaiwick, cerca del mar. Es un
bungalow de madera con un jardín cubierto de muebles rotos apilados, a
la espera de que alguien se los lleve.
Como muchos de los
habitantes locales, se mudó desde el Gran Londres en busca de alquiler
barato y un empleo. En esa parte de Clacton el 61% de los habitantes
vive de subsidios estatales.
"Esto parece Varsovia. Son millones",
se queja Burns. Sin embargo, a los tan resistidos "polacos" no se los
distingue fácil en Clacton. La media de extranjeros es inferior al
promedio del este de Inglaterra (donde llegan a sumar el 11% de la
población).
Los nacionalistas alimentan la fobia. Sus carteles de
campaña son un compendio de mensajes de alarma. Como el que se lee en
una ventana de la calle Colne, camino a la playa. Hay una foto de
Cameron y el líder laborista, Ed Miliband, con narices de Pinocho y una
leyenda: "Nos mienten sobre la inmigración europea. Un número gigantesco
vendrá el año próximo en la segunda ola. ¿Cuánto más pueden soportar
nuestras viviendas, hospitales y escuelas? Vota UKIP"..
En una nueva pulseada diplomática con Gran Bretaña por las islas Malvinas,
el Gobierno denunció que Londres está "dilatando" y poniendo "trabas
burocráticas" para llevar adelante el proceso de identificación de los
123 soldados argentinos enterrados como NN en el cementerio de Darwin. Y
como respuesta inmediata a esa acusación el gobierno de David Cameron
lamentó que Buenos Aires haya decidido "politizar un tema humanitario".
Según
dijeron a LA NACIÓN fuentes calificadas de la Casa Rosada que se
encuentran abocadas al tema Malvinas, Gran Bretaña "está haciendo todo
lo posible para dilatar" que los forenses de la Cruz Roja Internacional
junto con peritos argentinos puedan ingresar a las Malvinas para
compatibilizar las muestras de ADN que se hicieron a los familiares que
reclaman por los soldados que murieron en la Guerra de Malvinas, en
1982, y que fueron enterrados como NN bajo la leyenda: "Soldado
argentino sólo conocido por Dios".
Así, las fuentes revelaron que
hace más de cinco meses que Londres no emite respuesta alguna a los
pedidos de la Argentina para que se pueda avanzar en el terreno con las
muestras de ADN para compatibilizar los restos de los soldados NN y
lograr de una vez que puedan ser reconocidos sus nombres. "Las maniobras
de dilación de este tema sólo nos permiten pensar que Gran Bretaña está
trabando este tema y ahora que se viene el invierno deberemos esperar
cinco meses más para tener buenas condiciones climáticas porque las
tareas de campo no se podrán realizar en las islas Malvinas bajo la
nieve", explicó un funcionario de la Casa Rosada.
La misma fuente
atribuyó la supuesta maniobra de "dilación" a que Gran Bretaña se
encuentra en medio de la campaña electoral, que finalizará el 7 de mayo
próximo.
El 2 de abril pasado, durante el acto de conmemoración de
la guerra que se hizo en Ushuaia, Cristina Kirchner anunció que ya se
había culminado la etapa de recolección de los ADN de familiares de los
soldados NN, pero aclaró que aún falta que se efectivice la "decisión
política" del Reino Unido de avanzar en el aspecto humanitario de la
causa. El Gobierno realizó este trámite con la colaboración del Comité
Internacional de la Cruz Roja, para hacer posible la identificación de
los restos enterrados en Darwin. En ese acto, el secretario de Asuntos
Relativos a las Islas Malvinas, Daniel Filmus, dijo que la Argentina
"espera que el Reino Unido dé lugar a los compromisos humanitarios que
tiene firmados, para que de una vez por todas podamos avanzar en la
identificación". Paralelamente, el Gobierno inició hace seis meses los
pedidos para que puedan ingresar a las Malvinas los forenses de la Cruz
Roja. "Hace falta una decisión política de avanzar en el aspecto
humanitario", dijo Filmus el 2 de abril pasado.
Sin embargo, hasta
ahora no hubo respuesta de Londres. Ante esta situación, voceros del
Foreign Office dijeron a LA NACIÓN: "Al igual que el gobierno de las
islas Falkland [Malvinas], nos solidarizamos con las familias de
aquellos que perdieron la vida en el conflicto de las Falklands y desean
identificar a sus familiares. Se trata de una cuestión humanitaria
delicada y compleja que el gobierno británico toma muy en serio".
Inmediatamente,
los mismos voceros británicos añadieron que "el gobierno argentino
comprensiblemente se tomó su tiempo para presentar una propuesta, la
cual está siendo analizada por las partes correspondientes. El tema no
puede apurarse, ya que es importante desarrollar el proceso de la manera
correcta. Lamentamos que el gobierno argentino haya decidido politizar
esta cuestión humanitaria".
El año pasado, el secretario de Estado
británico para América latina, Hugo Swire, instó a la Argentina a que
se comunique con Londres y con los isleños de manera "formal" para
instrumentar el proceso de identificación de los soldados NN. En
respuesta, el gobierno argentino replicó que el procedimiento, al ser un
caso humanitario, está coordinado por la Cruz Roja Internacional y no
directamente entre la Argentina y el Reino Unido. De todas maneras, en
la Casa Rosada aclararon que aún no hay respuesta de Londres.
El
legislador de las islas Malvinas Mike Summers dijo a LA NACIÓN que la
identificación de los soldados NN "requerirá una consideración cuidadosa
y sensible, y el máximo respeto por todos los involucrados".
Filmus
evitó hacer comentarios al ser consultado por LA NACIÓN. Sólo respondió
que "cualquier cosa que se publique probablemente perjudique el
proceso" de compatibilizar las muestras de ADN en las Malvinas.
Cristina vinculó a Nisman con los fondos buitre
Cristina
Kirchner advirtió ayer sobre un "modus operandi global" contra las
soberanías nacionales que va desde ataques financieros hasta "acciones
encubiertas" de "distintos servicios" para "desestabilizar gobiernos".
Por
medio de varios tuits, la Presidenta consideró que "todo hace juego con
todo" y vinculó al fiscal Alberto Nisman con los fondos buitre, al
deslizar que el fallecido fiscal promovió que los holdouts financiaran
un plan para detener el memorándum que firmó la Argentina con Irán para
avanzar con la causa AMIA. "Cualquier similitud no es mera coincidencia y
mucho menos casualidad", advirtió.
Diario "La Nación". Buenos Aires,jueves 09 de abril de 2015
La embajadora Alicia Castro fue convocada al Foreign Office
La
representante argentina en Londres fue ayer al Ministerio de Exteriores
británico por las recientes declaraciones de la presidenta Cristina
Kirchner sobre Malvinas
La embajadora argentina en Londres, Alicia Castro
, asistió ayer al Ministerio de Exteriores británico (Foreign &
Commonwealth Office), adonde fue convocada por las recientes
declaraciones de la presidenta Cristina Kirchner en relación a las islas Malvinas.
"Nos
oponemos fuertemente a las recientes declaraciones de la presidenta
argentina y de la embajadora argentina en Londres y, por tanto, hemos
convocado a la embajadora para que dé cuenta de esto", explicó un vocero
del Foreign Office.
El portavoz agregó que el Reino Unido "no
tiene dudas sobre su soberanía" de las islas y las áreas marítimas
circundantes, "ni tampoco el derecho de los habitantes a decidir su
propio futuro", según informaron las agencias EFE y Reuters. Qué pasó. El jueves 2 de abril, Cristina Kirchner encabezó en Ushuaia
el acto central por el Día del Veterano de Guerra y los Caídos en las
Islas Malvinas, al cumplirse el 33 aniversario del inicio del conflicto
bélico con Gran Bretaña. En su discurso, la jefa de Estado destacó que
Cancillería "acaba de denunciar a las compañías petroleras que
ilegalmente están explorando la plataforma argentina y que ellos dicen
que es de Malvinas".
"Hoy casi provocadoramente dicen que han
descubierto petróleo. En una actitud más de provocación, pero nosotros
no nos vamos a dejar arrastrar por ninguna provocación porque tenemos
chapa, tenemos historia, tenemos política de convivencia y de diálogo",
sostuvo.
Cristina Kirchner: "Que no pongan una libra más en la defensa de Malvinas, que la pongan para alimentar ingleses"
"Somos
la excusa perfecta, la coartada de un gobierno que ha tenido que (...)
abrir bancos de alimentos para alimentar a un millón de ingleses. ¡Que
no se preocupen! ¡Que no pongan ni una sola libra más en la defensa de
las islas Malvinas! Que la pongan para alimentar ingleses, en darles
trabajo a jóvenes ingleses, en darle bienestar al pueblo inglés, porque
nosotros no somos un peligro para nadie", planteó.
Cristina
Kirchner sostuvo que "hay una considerable parte de la población inglesa
(...) que considera que es indispensable establecer un diálogo maduro
entre la República Argentina y el Reino Unido".
Además, la Presidenta anunció ese día que ordenó desclasificar
toda la información que se mantiene reservada sobre el conflicto
bélico. En un mensaje transmitido por cadena nacional, también anunció
la creación del Archivo Oral de las Memorias de Malvinas. "¡Que
no pongan ni una sola libra más en la defensa de las islas Malvinas!
Que la pongan para alimentar ingleses", dijo la Presidenta. Foto: LA
NACION / Presidencia
Denuncia. Poco antes del 2 de abril, la Argentina anunció
que denunciaría a Gran Bretaña ante el Comité de Descolonización de
las Naciones Unidas por la decisión de reforzar su presencia militar en
las islas Malvinas ante "una amenaza muy viva" por parte de la
Argentina.
"Quieren la subordinación, que uno termine siendo una
colonia mental, que tengamos una mentalidad colonial o una mentalidad de
aceptación como país de segunda categoría; les molesta la independencia
en política exterior", advirtió entonces el canciller Héctor Timerman .
Además,
vinculó el anuncio británico con la campaña electoral de ese país y
ratificó la vía pacífica y diplomática para la recuperación del
archipiélago. La embajadora Castro se sumó: advirtió que "no hay otra
forma de resolver" la controversia por las islas que "la vía pacífica y
diplomática", pero insistió en que "la carrera armamentista" británica
"busca excusas"..
El canciller británico calificó así la amenaza argentina de penalizar a petroleras
El ministro de Relaciones Exteriores británico, Philip Hammond,
acusó ayer al gobierno argentino de "hostigamiento" por la decisión de
iniciar acciones legales a las compañías del Reino Unido que extraen gas
y petróleo cerca de las islas Malvinas.
"Es un ejemplo
escandaloso de la intimidación y las amenazas contra el derecho de los
habitantes de las islas Falkland [como llaman los británicos a las
Malvinas] para desarrollar sus recursos económicos", afirmó el ministro.
"La
Argentina debe detener este tipo de comportamiento y comenzar a actuar
como un miembro responsable de la comunidad internacional", agregó
Hammond.
Como parte del reclamo de soberanía, días atrás, el
Gobierno inició un proceso judicial contra cinco empresas, entre ellas,
tres firmas británicas que perforan para extraer petróleo y gas en
cercanías de las islas Malvinas, aumentando las tensiones en una disputa
diplomática por la soberanía del territorio.
El secretario
argentino de Asuntos Relativos a las islas Malvinas, Daniel Filmus,
anunció el inicio de la demanda en Londres, al decir que un juez en Río
Grande había accedido a revisar el caso.
Filmus afirmó en rueda de
prensa en Londres que el Gobierno está decidido a utilizar el derecho
internacional y nacional para resolver el caso.
Las firmas
implicadas en la denuncia son Premier Oil, Falkland Oil and Gas,
Rockhopper Exploration, Noble Energy y Edison International Spa, según
un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino.
Después
de las declaraciones de Hammond, Filmus defendió ayer la demanda penal
interpuesta en la justicia argentina contra las petroleras extranjeras
que realizan exploraciones en el archipiélago, de manera unilateral.
Este
nuevo contrapunto se suma a la escalada reciente, en la cual hubo
incluso una convocatoria cruzada a los embajadores para que brinden
explicaciones. La movida la inició Londres al citar a Alicia Castro a
explicar las duras críticas de la presidenta Cristina Kirchner y las
sanciones petroleras. Después Héctor Timerman citó a John Freeman por el
incremento del presupuesto militar destinado a la defensa de las islas..
En estas épocas de inverosímiles
“guerras preventivas”, pocos recuerdan que fueron las dos potencias
protagónicas del actual desatino mundial las que en el siglo XIX
acordaron la usurpación de nuestras Islas Malvinas. Conviene recordar
que España venía ocupando discontinuamente el archipiélago desde que
fue descubierto y bautizado como Islas de San Antonio por hombres de la
expedición de Magallanes en 1520. A comienzos de 1811, el virrey Elío,
que desobedecía a la Junta revolucionaria de Buenos Aires, ordenó
desde Montevideo el abandono de Puerto Soledad en las Islas que ya
habían sido bautizadas Malouines por marinos franceses procedentes de
Saint Malo en 1708. El 27 de octubre de 1820, cumpliendo órdenes del
ministro de Guerra y Marina, Matías Irigoyen, llegó a Puerto Soledad al
mando de la fragata Heroína, el ex coronel del ejército
norteamericano David Jewett que desde 1815 estaba al servicio de las
Provincias Unidas. El marino le escribía orgulloso al gobierno: “Tengo
el honor de informar a usted de mi llegada a este puerto, comisionado
por el superior gobierno de las Provincias Unidas de la América del
Sud, para tomar posesión de estas islas en nombre del país al que
naturalmente pertenecen por la Ley Natural.”
A partir de entonces se estableció una pequeña colonia argentina dedicada a la pesca y a la ganadería ovina.
El 10 de junio de 1829, el gobernador delegado Martín
Rodríguez creó la Comandancia política y militar de Soledad y designó a
su frente al comerciante alemán nacionalizado argentino Luis Vernet. El
decreto establecía la continuidad histórica y jurídica de los derechos
soberanos: “Habiendo entrado el gobierno de la República en la sucesión
de todos los derechos que tenía sobre estas provincias, la antigua
metrópoli, y de que gozaban sus virreyes, ha seguido ejerciendo actos de
dominio en dichas islas, sus puertos y costas, a pesar de que las
circunstancias no han permitido hasta ahora dar a aquella parte del
territorio de la República la atención y cuidado que su importancia
exige”.
Vernet llevó adelante una activa comandancia: construyó
viviendas, levantó un relevamiento topográfico, montó un saladero de
pescado y carne, una curtiembre y logró construir la goletaÁguila.
La depredación de la zona preocupó al gobierno de Buenos
Aires que, en octubre de 1829, prohibió la pesca y captura de ballenas
hasta que, en 1831, Rosas reemplazó la prohibición por un impuesto a los
buques pesqueros. Pero los barcos balleneros pasaban de largo por
Puerto Soledad eludiendo el impuesto y depredando a gusto. Harto de
esta situación, Vernet se decidió a actuar y apresó a los balleneros
norteamericanos Harriet y Superior, que sin permiso
estaban cargando pieles de foca, mientras que un tercero que
desarrollaba las mismas actividades pudo darse a la fuga.
Vernet personalmente llevó a la Harriet a Buenos Aires llevando a bordo detenido a su capitán, Gilbert Davison.
Los norteamericanos no se iban a quedar tranquilos y el 28
de diciembre, día de los inocentes de 1831, el capitán Silas Duncan al
mando de la fragata estadounidense Lexington, desembarcó en
Puerto Soledad, atacó sus instalaciones, destrozó la artillería, quemó
la pólvora, tomó prisioneros a seis oficiales argentinos, arrió la
bandera celeste y blanca y declaró a las Islas “libres de todo
gobierno”.
El gobierno de Buenos Aires reaccionó enérgicamente y Rosas
le pidió al ministro Manuel Maza que presentara una protesta formal
ante Washington. El cónsul, Slacum, y el encargado de negocios, Bayles,
fueron declarados personas no gratas y expulsados del país. Pero antes
de partir, los agentes le “avisaron” al ministro inglés, John Woodbine
Parish, que los Estados Unidos sólo pretendían permisos de pesca y que
las islas estaban desguarnecidas y eran muy fáciles de tomar, invitando a
los súbditos de Su Graciosa Majestad a invadir las islas.
El jefe de la estación naval británica en América del Sur,
con sede en Río de Janeiro, Sir Thomas Baker, impartió la orden y el 2
de enero de 1833 se presentó en Malvinas la corbeta inglesa Clío al mando delcapitán John
James Onslow. El gobernador provisorio Pinedo se negó a arriar el
pabellón argentino pero la fuerza pudo más y debió rendirse y regresar
con su gente a Buenos Aires. Sólo habían pasado ocho años desde la firma
del tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación entre la Argentina e
Inglaterra y diez de la formulación de la famosa “Doctrina Monroe”
cuando el presidente de los Estados Unidos proclamara formalmente ante
el Congreso de su país que “los Estados Unidos consideran peligrosa para
su paz y seguridad toda tentativa, por parte de las potencias europeas,
de extender su sistema político a una porción cualquiera del
hemisferio”.
El 15 de enero el ministro de Relaciones Exteriores de
Buenos Aires, Maza, reclamó por el atropello ante el ministro inglés
Philip Gore pero no hubo de parte de Londres siquiera una flemática
respuesta.
Cuando el escocés Mateo Brisbane, un antiguo colaborador de
Vernet, llegó a Malvinas el 3 de marzo decidió ponerse al servicio de
los ingleses. Obtuvo la confianza de los invasores y mantuvo como
colaboradores a Juan Simón, un francés que trabajaba como capataz desde
la época de Vernet, y al despensero de las islas, el irlandés William
Dickson. Tanto el francés como el irlandés explotaban y maltrataban a
los peones: les prohibieron faenar ganado y pretendieron pagarles sus
magros jornales con vales que no eran aceptados en la despensa de
Dickson, la única de las islas.
La situación se fue tornando desesperante para los peones
que no se quedaron con los brazos cruzados. El 26 de agosto de 1833
estalló la rebelión. Al frente se puso el gaucho entrerriano Antonio
Rivero. Lo siguieron José María Luna, Juan Brasido, Luciano Flores,
Manuel Godoy, Felipe Salazar, Manuel González y un tal Latorre. En pocas
horas terminaron con las vidas de Brisbane, Dickson, Simón y todos los
extranjeros, y enarbolaron nuevamente la bandera argentina. Así se
mantuvieron por cinco meses, mientras esperaban que Buenos Aires enviara
una expedición para ayudarlos que nunca llegó.
Los que sí llegaron fueron los ingleses. Fue el 7 de enero de 1834. A bordo de la demasiado explícita fragata Challenger arribó
el teniente Henry Smith para asumir como gobernador británico en las
islas. Rivero y sus hombres resistieron durante dos meses, hasta que
fueron capturados el 18 de marzo y enviados a Londres para ser juzgados.
Finalmente el tribunal de Su Majestad le encomendó al Almirantazgo que
los devolviera a Montevideo adonde llegaron a mediados de 1835. Según
José María Rosa, Antonio Rivero murió heroicamente el 20 de noviembre de
1845 enfrentando la flota anglo-francesa en el combate de la Vuelta de
Obligado, que pasará a la historia como del día de la soberanía
nacional.
Rosas intentó canjear las Islas por la cancelación del
empréstito contraído por Rivadavia con la casa Baring en 1824, nuestra
primera deuda externa. La misión le fue encomendada al entonces
embajador argentino en Londres, Manuel Moreno, el hermano de Mariano. La
idea era impracticable porque si Inglaterra se sentaba siquiera a
negociar, estaba reconociendo la soberanía argentina sobre el
archipiélago, cosa que no estaba ni está dispuesta a aceptar.
El 25 de julio de 1848 se debatió en el Parlamento británico el
presupuesto del Imperio y William Molesworth dijo en su
discurso: “Ocurren aquí las miserables Islas Malvinas, donde no se da
trigo, donde no crecen árboles. Decididamente, soy del parecer que esta
inútil posesión se devuelva, desde luego, al gobierno de Buenos Aires,
que justamente la reclama”.1
La confesión de parte no tuvo repercusiones en el
gobierno británico que conocía la “inutilidad” económica de las Islas,
pero tenía muy clara la importancia estratégica del archipiélago
situado frente al único paso interoceánico existente entonces en
América, el estrecho de Magallanes, cuando faltaba mucho para que se
inaugurara el canal de Panamá. Lo que siguió fue la más absoluta
intransigencia del Reino Unido a siquiera considerar el tema de la
soberanía y una guerra decidida por los más injustos e ineptos
comandantes de que tengamos memoria y peleada por heroicos combatientes
a los que es de buenos argentinos no olvidar. Referencias:
Debate.Juan Gabriel Tokatlian
Diario "Clarín". Buenos Aires, 6 de abril de 2015
A pesar de que los
análisis de revistas militares especializadas como Jane´s Defence Weekly
siguen indicando que el riesgo de un enfrentamiento bélico es remoto,
se conoció que Londres incrementará el presupuesto de defensa para las
Malvinas ante una eventual tentativa de la Argentina de recuperarlas por
la fuerza en el marco de una hipotética adquisición a Rusia de aviones
de combate Sukhoi SU-24.
Lo primero es verosímil solo si se coloca
tal decisión en el marco de la política interna británica, tanto
político-electoral como corporativo-militar, así como en el contexto de
la inquietud que genera la política exterior rusa en Ucrania y otros
lares; lo segundo es inverosímil pues la Argentina carece de una
capacidad ofensiva en el terreno de la defensa respecto a las islas y al
Atlántico Sur y había contemplado adquirir aviones F1 españoles o K-fir
Block 60 israelíes (ambas compras podrían ser bloqueadas por Gran
Bretaña).
Londres intenta, otra vez, reforzar el estatus quo
vigente, algo que la favorece. A su turno, la Argentina podría comprar a
China cazas de combate 20FC-1/JF 17 ante la dificultad diplomática o
tecnológica de otras opciones.
Según
el anuncio Londres destinará 180 millones de libras para Malvinas
durante 10 años; esto es, 18 millones de libras anuales. En 2014 Gran
Bretaña invirtió 63 millones de libras para la defensa de Malvinas:
desde hace tiempo las islas reciben aproximadamente el 0.2% del
presupuesto total en defensa.
La nueva partida refleja el usual
énfasis en el componente militar, pero también sugiere que Gran Bretaña
tendrá, en un ambiente recesivo que no cede, más limitaciones para
incrementar grandes gastos en defensa ‘urbi et orbi’.
Al tema
militar de Malvinas se agregó en días recientes el del espionaje masivo
de Gran Bretaña al país y a su intento de modificar las posiciones de
actores internos y a países vecinos en torno a ese tema: ni la Argentina
se armó ni los vecinos abandonaron a Buenos Aires. Antes de elevar aún
más el legítimo tono de queja ante ambos hechos, sería oportuno que la
Argentina avanzara en nuevas propuestas. En realidad, Buenos Aires
debiera abrumar a Londres con iniciativas positivas de diverso tipo.
Mi
sugerencia, un tanto insólita, cándida y cosmopolita, es la siguiente.
Como se sabe, la FIFA autorizó el partido de la Copa Intercontinental de
1978 que debieron jugar Boca y Liverpool. Con el argumento de un
“problema de calendario” Liverpool rehusó ese año jugar la Copa. Según
otras versiones, el equipo inglés no aceptó viajar a la Argentina de la
dictadura militar. Algo similar había ocurrido con la Copa
Intercontinental de 1977, pero en ese caso el Borussia alemán,
subcampeón del trofeo europeo, disputó la final. Boca ganó esa
Intercontinental, después de empatar como local (2-2) y triunfar como
visitante (3-0) con goles de Felman, Mastrángelo y Salinas.
Ahora
se efectuará el partido Boca-Liverpool. Al parecer ello ocurrirá en
Miami en el mes de mayo. ¿En que consiste la propuesta? Que Boca, a
través de la AFA, proponga un cambio de sitio y de fecha, probablemente
cuando haya mejores condiciones climáticas.
El partido se jugaría
en Malvinas. Allí está el modesto Stanely Stadium con capacidad para
1000 asistentes. 500 simpatizantes argentinos y 500 simpatizantes
ingleses ocuparían las gradas. Bobby Charlton y Diego Maradona serían
dos invitados especiales que debieran localizarse uno junto al otro.
Los
equipos entrarían al campo de juego con sus respectivas camisetas pero
con banderas invertidas; los de Liverpool la argentina, los de Boca la
británica. Simbólicamente, el ganador recibiría el trofeo
intercontinental y el perdedor la copa de la amistad.
En algún
momento, británicos y argentinos debiéramos repensar, con imaginación y
seriedad, cómo aportar a que los respectivos gobiernos encuentren una
solución innovadora y viable a la cuestión Malvinas. La prolongación de
un asunto delicado sin resolver solo lo empeora a largo plazo.
Juan Gabriel Tokatlian
Director del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales, Universidad Torcuato Di Tella
Resulta
extraño leer las airadas diatribas de Paul Krugman contra el gobierno
de Gran Bretaña. Su última perorata empieza con la afirmación de que
"los resultados económicos de Gran Bretaña desde que estalló la crisis
financiera han sido llamativamente malos". Vitupera al gobierno del
primer ministro Cameron por su "deficiente ejecutoria económica" y se
pregunta cómo pueden él y su gabinete hacerse pasar por "los guardianes
de la prosperidad".
Dos citaciones a embajadores casi en simultáneo,
una denuncia penal y un duro intercambio de palabras reactivaron ayer
con dosis de elevada tensión el conflicto diplomático que protagonizan
la Argentina y Gran Bretaña por las islas Malvinas.
Losdichos de Cristina Kirchner
del 2 de abril pasado, cuando objetó a Londres por el aumento del
presupuesto de defensa para las Malvinas, sumado a un presunto espionaje
británico a Buenos Aires y la denuncia penal de la Argentina contra las
empresas inglesas que realizan actividades de exploración de
hidrocarburos en la zona del Atlántico Sur, se convirtieron en
condimentos perfectos para desatar una nueva tormenta.
Anteayer
por la tarde, el Foreign Office citó en Londres a la embajadora
argentina Alicia Castro para que dé explicaciones sobre los dichos de
Cristina Kirchner. Es porque en el acto por la conmemoración de los 33
años de la Guerra de Malvinas la Presidenta dijo que el aumento de la
defensa británica en las islas obedecía tanto a una postura favorable al
"lobby armamentista" como a cuestiones de política interna de Londres.
En
este contexto, fuentes del Foreign Office dijeron a LA NACIÓN que se
objetaron esas declaraciones ante la embajadora Castro. Las mismas
fuentes indicaron desde Londres que "el Reino Unido no tiene dudas
acerca de su soberanía sobre las islas Malvinas y sus áreas marítimas
circundantes, como tampoco del derecho de los isleños acerca de decidir
su propio futuro".
La mención de las áreas marítimas respondió a
la decisión de la Argentina de presentar una denuncia penal contra las
empresas británicas Rockhopper Exploration, Premier Oil y Falkland Oil
And Gas Limited, que llevan adelante trabajos de exploración de petróleo
en la zona de Malvinas.
Unas horas después de que se conociera la
citación de Castro, el vicecanciller Eduardo Zuain decidió convocar al
embajador británico John Freeman para exigirle explicaciones por el
silencio de Londres frente a las revelaciones del ex agente de la CIA
Edward Snowden, a través de la publicación The Intercept, sobre acciones
de espionaje electrónico masivo dirigidas contra la Argentina. Desde
que se conoció esa denuncia, el viernes pasado, Gran Bretaña mantuvo un
sugestivo silencio.
"Fue una reunión muy dura y cargada de
tensión", graficó a LA NACIÓN una calificada fuente del Gobierno. El
encuentro de Zuain (el canciller Héctor Timerman estaba de viaje a
Panamá para la Cumbre de las Américas) con Freeman se realizó ayer y
duró 40 minutos. Fue tiempo suficiente como para que el vicecanciller
planteara el malestar del Gobierno por las denuncias de espionaje y se
quejara por el "maltrato" que recibió la embajadora Castro en Londres.
Zuain dijo que el caso de espionaje viola el derecho a la privacidad
según las resoluciones 68/167 y 69/166 de la Asamblea General de las
Naciones Unidas y constituyen "actos de intrusión grave, violan los
derechos a la privacidad y a la libertad de expresión y pueden ser
contrarios a una sociedad democrática". Según ratificaron al menos tres
fuentes de la diplomacia local y extranjera a LA NACIÓN, el presunto
espionaje británico a la Argentina no habría estado vinculado con las
Malvinas, sino con las negociaciones que mantuvo el Gobierno con Irán
por el memorándum de la causa AMIA.
El embajador británico no dio
explicación alguna sobre el espionaje. "No haremos comentarios", se
limitó a decir Freeman, siempre según la versión argentina, ya que la
embajada británica no emitió comunicado alguno ni quiso informar sobre
el encuentro en el Palacio San Martín.
La reunión entre Zuain y
Freeman derivó luego en la denuncia de la Argentina contra las
petroleras británicas. La Cancillería informó que junto con el
Ministerio de Planificación se presentó una denuncia penal contra las
empresas que realizan trabajos de exploración de hidrocarburos en la
plataforma continental argentina sin haber obtenido autorización de la
Secretaría de Energía y en violación de la ley 26.915 y las resoluciones
de la ONU referidas a las Malvinas. En este punto el embajador
británico se mostró muy preocupado por las represalias y presiones que
podrían sufrir las compañías británicas.
Pero quizás el punto más
álgido del encuentro haya sido cuando se abordó el tema de aumento de la
defensa británica en Malvinas. Según pudo saber LA NACIÓN, el
vicecanciller expresó al embajador británico el malestar del Gobierno
por las declaraciones del secretario de Defensa del Reino Unido, Michael
Fallon, cuando anunció el incremento del gasto militar en las islas y
la introducción de nuevo equipamiento bélico, alegando una supuesta
"amenaza" argentina.
"Es inverosímil y fantasiosa la idea de Gran
Bretaña de una supuesta amenaza militar argentina en las islas. Nuestro
gobierno siempre buscó y buscará resolver el conflicto por la vía
pacífica", asestó Zuain. Sin embargo, el embajador Freeman mencionó el
"hostigamiento" y las amenazas que sienten los isleños de parte de la
Argentina. "No pueden siquiera consumir fruta fresca porque la Argentina
no les permite a los países de la región abastecer a las islas", se
habría quejado el embajador británico.
El reciente intercambio
diplomático fue áspero. Ni en Londres ni en Buenos Aires se arribó
siquiera a un principio de acuerdo sobre Malvinas y todo quedó peor que
antes..
Del
editor: qué significa. En Gran Bretaña están en plena campaña. En la
Argentina, el discurso antibritánico siempre rinde. Sólo así se entiende
la actual escalada
PANAMÁ.- Con una tirante relación con los Estados Unidos y en medio de la creciente tensión con el Reino Unido, la presidenta Cristina Kirchner llegará hoy a esta ciudad al filo de la madrugada para participar recién mañana de la VII Cumbre de las Américas, en una suerte de despedida de los grandes encuentros de mandatarios.
Sin
reuniones bilaterales aún cerradas, aprovechará su estadía de sólo unas
horas para reinstalar el debate por la soberanía de las islas Malvinas
después de que ayer se elevara el voltaje político con Gran Bretaña, y
podría tener un cara a cara, de manera casual, con el presidente Barack
Obama tras el duro diagnóstico sobre la salud de la economía argentina
que hizo la administración norteamericana.
El canciller Héctor
Timerman volvió a condenar ayer la "injerencia de países extranjeros en
los asuntos internos" tras las declaraciones de Roberta Jacobson,
principal representante de Obama para la región, quien había dicho que
la economía argentina estaba "en muy mala forma". Con tono irónico,
mostró su sorpresa porque no había ningún alto funcionario de los
Estados Unidos en la reunión de cancilleres de la que participó ayer y
relató que la delegación argentina esperará hasta hoy para "tener un
panorama más claro" sobre lo que piensa la Casa Blanca.
"No hablé
con la Presidenta sobre ese tema", respondió cuando LA NACIÓN le
consultó si Cristina Kirchner tenía previsto plantearle a Obama sus
quejas. "La Argentina es un país que dialoga con todo el mundo y tiene
una política exterior independiente y trabaja para conseguir que el
pueblo viva cada vez mejor y en armonía con todos los países del mundo
sin aceptar liderazgos que no fueron elegidos por el pueblo argentino",
remarcó. El canciller dejó así abierta la puerta a algún tipo de
contacto, aunque cada vez que pudo esquivó definir si la Presidenta
mantendrá aquí algún tipo de reunión con otros mandatarios.
"No
hay ningún alto funcionario de los Estados Unidos por ahora en la
cumbre. Vamos a ver quién viene mañana [por hoy] para tener más claro el
panorama. Hoy había un representante, pero simplemente leyó unas pocas
palabras de agradecimiento a Panamá por la cumbre", relató. Timerman
participó de la reunión preparatoria de la cumbre con sus pares de los
35 países que integran este foro, que quedó monopolizado por el debate
por las sanciones que Estados Unidos decretó contra Venezuela y la
histórica presencia de Cuba.
Con una escasa participación, a
Cristina Kirchner le quedará insertar el reclamo por la soberanía de las
islas Malvinas en el debate de mandatarios de mañana. Ayer, como se
preveía, fracasó la redacción de un documento final por la falta de
acuerdo en temas como educación, salud y medio ambiente y por la
intención del gobierno de Nicolás Maduro de encabezar el texto con el
pedido a Obama para que derogue el decreto que consideró a Venezuela una
"amenaza".
En medio de la creciente tensión con Gran Bretaña,
Cristina tendrá aquí una vidriera internacional para sostener la
denuncia que presentó el Gobierno ayer contra las cinco empresas que
realizan exploraciones petroleras en Malvinas.
"La Presidenta va a
llevar el tema al debate", anticipó Timerman en un contacto con los
medios. Dispuesto a hablar, se rió cuando un micrófono le golpeó la cara
(sin intención, claro) en el mismo momento en el que pasaba por al lado
su par venezolana, Delcy Rodríguez, a los gritos y perseguida por los
medios de su país, lo que lo obligó a interrumpir sus palabras. Fue
ella, de hecho, quien planteó en el encuentro de ministros el pedido
para que todo el continente condene la militarización del Atlántico Sur,
que Cristina traerá al plenario.
"Vamos a llevar la denuncia a
todo el andarivel de la Justicia y esperamos que se condene a quienes
usurpan y roban la riqueza de la Argentina", planteó Timerman sobre la
denuncia contra las petroleras que había presentado horas antes el
Gobierno. No en vano Cristina llegará con una delegación integrada por
Daniel Filmus, secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas,
además del senador Ruperto Godoy y el diputado Guillermo Carmona,
presidentes de las comisiones de Relaciones Exteriores de ambas cámaras
legislativas. El otro participante será el secretario legal y técnico,
Carlos Zannini. Se hospedarán en el Intercontinental Miramar, en la zona
financiera frente al Pacífico, uno de los tantos hoteles de esta ciudad
cargada de shoppings, casinos y bancos.
Según confirmaron a LA NACIÓN altas fuentes diplomáticas argentinas, el canciller Héctor Timerman analiza citar a los embajadores
de esos países que, al igual que el Reino Unido, también están
involucrados en las denuncias de espionaje cibernético que hizo el ex
agente de la agencia norteamericana de seguridad (NSA) Edward Snowden.
"Estamos
estudiando la posibilidad de actuar de la misma manera que lo hicimos
con Gran Bretaña. Es decir, exigir explicaciones. No descartamos nada",
dijo un funcionario de la Casa Rosada. Se refería de esta manera a la
citación que hubo ayer del vicecanciller Eduardo Zuain al embajador
británico John Freeman (ver aparte) en el Palacio San Martín para que
explique los alcances de un supuesto espionaje a la Argentina en torno a
las islas Malvinas. El embajador británico no emitió respuesta alguna
sobre el tema y la reunión con el vicecanciller derivó en temas
relacionados con la militarización de Gran Bretaña en el Atlántico Sur y
las denuncias de la Argentina a las empresas inglesas que realizan
exploraciones hidrocarburíferas en la zona. Pero, más allá del tema
Malvinas, el Gobierno quiere conocer por medio de la diplomacia de los
países denunciados por Snowden si hay sustento en la información que dio
a conocer el ex agente de la NSA.
La semana pasada, el canal de
cable TN accedió a la base de datos que dio Snowden, donde la Argentina
aparece como una víctima más de los ataques cibernéticos invasivos de la
NSA en complicidad con la GCHQ (Cuartel General de Comunicaciones del
Gobierno), la agencia de inteligencia del Reino Unido. Esa información
revelaba que Londres habría actuado con los miembros del denominado Five
Eyes (que también incluye a Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia y
Canadá).
A partir de allí hubo un silencio de los gobiernos de
esos países y ninguno de éstos se comunicó con la Argentina para
desmentir la versión. Fuentes calificadas de la diplomacia extranjera y
local especularon con que el presunto espionaje estaría relacionado con
las negociaciones que entabló la Argentina con Irán por el Memorándum de
la causa AMIA. Es que ello habría ocurrido antes de la reunión que se
hizo en Suiza entre las grandes potencias e Irán para frenar los
proyectos armamentísticos nucleares de Teherán.
Anoche, en las
embajadas de Estados Unidos y Nueva Zelanda LA NACIÓN supo que no había
existido comunicación del Gobierno. "No vamos a hacer comentario alguno
del tema y puedo decir que nadie del Gobierno se contactó conmigo", dijo
Hayden Montgomery, embajador de Nueva Zelanda. No se pudo confirmar lo
mismo en las sedes diplomáticas de Australia y Canadá..
Diario "La Nación". Buenos Aires, Viernes 10 de abril de 2015 |
Alicia Castro, sobre su citación en Londres: "Al funcionario le pregunté si esto era humor británico o una paradoja política"
La
embajadora argentina en Gran Bretaña defendió al Gobierno; en Buenos
Aires pidieron explicaciones al representante inglés y denunciaron
penalmente a empresas por la exploración de hidrocarburos en las islas
"Al
funcionario británico le pregunté si esto era humor británico o si era
una paradoja política", ironizó esta mañana Castro, tras su reunión con
el secretario de la Cancillería inglesa, Simon Fraser . "No se puede
creer que nos recriminen a nosotros, como si fuésemos aún una colonia",
se quejó la diplomática en intervenciones radiales.
Londres citó a la embajadora argentina Castro para que diera explicaciones sobre los dichos de Cristina Kirchner en la conmemoración de los 33 años del inicio de la guerra de Malvinas.
En
Ushuaia, la jefa de Estado había denunciado que el aumento de la
defensa británica en las islas obedecía tanto a una postura favorable al
"lobby armamentista" como a cuestiones de política interna de Londres,
en especial por las elecciones que habrá en mayo próximo, cuando se
definirá el futuro del primer ministro David Cameron .
"Me
dijeron que lamentaban que Cristina anunciara el aumento de la
militarización y me dijo que estaban «sorprendidos» por sus dichos. El
funcionario me mencionó que esto ocurrió «especialmente en época de
elecciones»", dijo Castro en diálogo con las radios Vorterix y Del Plata.
Ayer,
horas después de que se conociera la citación de Castro, el
vicecanciller argentino Eduardo Zuain decidió convocar al embajador
británico, John Freeman, para exigirle explicaciones por el silencio de
Londres frente a las revelaciones del ex agente de la CIA Edward Snowden , a través de la publicación The Intercept,
sobre acciones de espionaje electrónico masivo dirigidas contra la
Argentina. Desde que se conoció esa denuncia, el viernes pasado, Gran
Bretaña mantuvo un sugestivo silencio.
Además, la Argentina
presentó una denuncia penal contra las empresas británicas Rockhopper
Exploration, Premier Oil y Falkland Oil And Gas Limited, que llevan
adelante trabajos de exploración de petróleo en la zona de Malvinas .
"El gobierno conservador quiere agitar el fantasma de la guerra de 1982 y quiera levantar la figura de Margaret Thatcher
para la elección de ahora. Se puede pensar que hay una especulación de
tipo electoral, de otro modo sería absurdo", agregó Castro.
"La
Argentina no constituye una amenaza bélica", subrayó la embajadora. "Esa
fue una decisión de una dictadura militar con el objetivo de seguir en
el poder. El Reino Unido se niega a dialogar con la Argentina, es como
si se hubiese negado a dialogar con el canciller alemán luego del
nazismo", graficó..